miércoles, 19 de diciembre de 2012

Paisaje navideño

Ya está aquí otra vez la Navidad. Ya vuelven a beber los peces en el río. A partir de cierta edad, la vida no parece sino una sucesión de Navidades precipitadas, empujadas por el inevitable posado veraniego de Ana Obregón, sin respiración y con bikini.
Los críos disfrutan estos días con vacaciones, regalos y el indescriptible espectáculo de unos adultos haciendo el ridículo en mayor medida de la habitual. Sin embargo, para los mayores la Navidad supone una rigurosa prueba de esfuerzo emocional,  una exigencia de ser feliz por decreto, de difícil cumplimiento. Insatisfacciones existenciales varias, ausencias devastadoras, y el cuñao, personaje éste de más solera navideña (¡qué contraste de términos!) que el propio Papá Noel, convierten el objetivo de felicidad navideña en poco menos que un imposible.
A todo esto debemos añadir la pesada losa de estos tiempos sombríos, en los que una tropa de desalmados depredadores financieros, banqueros y gobiernos entregados, está perpetrando un descomunal atraco a los derechos más básicos de unos ciudadanos convertidos en zombis desesperados. Una  guerra económica (como todas) latente, en la que la Panzerbanca alemana cuenta con multitud de gobiernos de Vichy, como caballos de Troya infiltrados por las urnas.
Entre tanto, Ratzinger, el hechicero de la tribu, el presidente de esa multinacional que vende parcelas en el más allá, hipotecando el más acá, proclama que corre peligro la paz social. No podemos estar más de acuerdo: no existe paz social, si está cimentada sobre la injusticia. Ninguna sociedad puede tener futuro, si en ella hay suficiente para las necesidades de todos, pero no bastante para la codicia de unos pocos. Pero, para el representante de Dios en la tierra, lo que pone en peligro la paz social no es la debacle socioeconómica sino la trilogía eutanasia/aborto/matrimonio gay.
Y eso que el amor, para la multinacional católica, apostólica y romana, es como las burbujas para Freixenet, o como el amor sensiblero para Bustamante: algo consustancial, una especie de logotipo que da mucho dinero.
Afortunadamente, siempre queda un resquicio para la ilusión: una antigua profecía anuncia para estos días el final del Mundo. Esperemos que con él desaparezcan también La Razón, La Gaceta... y toda la prensa ultramontana que envenena este antiguo país, actual colonia del imperio alemán.
Por su parte, Mariano dice que ha cumplido todas sus promesas electorales. Reconforta comprobar que, entre tanto recorte, aún no han desaparecido los payasos.
Pese a todo...¡feliz Navidad!. Más utópico parecía que esta panda de mediocres corruptos alcanzasen algo más que la presidencia de su comunidad de vecinos, y ahí los tenemos: de presidentes del Gobierno.
Finalicemos con una canción feliz: "Waitin' on a sunny day", B. Springsteen, en la que al final sale un guaje muy lindo.
 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Ciencia, salud y ecos de sociedad...

Mientras que los avances tecnológicos nos llevan del brazo con alegría, remontando el siglo XXI, la especulación financiera pretende retrotraernos a la Edad Media: siervos, señor feudal, autos sacramentales y Rouco Varela. Echemos un vistazo a las recientes novedades en ciencia, salud y esas cosas que tú ya sabes:
En un estudio riguroso de la Universidad de Wisconsin, se ha comprobado que aquellas personas que utilizan con frecuencia la baba de caracol para mejorar el cutis (e incluso la piel), sufren como efectos secundarios la pérdida habitual de los medios de transporte: llegan tarde al tren, al autobús, y en este plan (algunos, incluso a la boda...lo que algunos malintencionados consideran como "el curioso y precoz efecto de los cuernos").
La Iglesia Católica, Apostólica y Romana, con la ejemplaridad que le caracteriza, no ha dudado en aplicarse drásticos recortes: tras eliminar el buey y la mula del pesebre, ahora el Papa dice que tampoco había niño. O sea, que no estaba ni dios.
Otro estudio de la Universidad de Wisconsin (estos no paran) ha llegado a la conclusión de que es literalmente imposible dormir cuando se toma café. Se duerme después.
Según una estadística realizada a pie de calle, al 100% de las personas que tienen entre ochenta y noventa años les gustan las flores (son octogeranios).
La revista trimestral del I.N.E.F. avanza en su última número que, a partir de los cincuenta años, el descenso del rendimiento físico es imparable: en un test realizado a setenta individuos que, situados en esa edad, fueron a coger caracoles, se comprobó que a sesenta y dos se les habían escapado entre tres y cinco ejemplares.
Según National Geographic, en su canal de televisión de Geografía y Repostería, el clima de California es tan seco que le saludas y ni te contesta.
La Universidad de La Gomera anticipa su último trabajo sobre el origen del insomnio: la causa principal radica en que la gente no duerme.
Millones de personas se consideran estafadas, al recibir la propaganda de que con el aparato de TDT podían llegar a recibir la imagen de un montón de canales televisivos. Nadie les explicó que necesitaban también un televisor.
La Universidad de Wisconsin, implacable en sus investigaciones: el hombre es el animal que más tiempo puede resistir sin pensar.
Un arqueólogo de Jaén descubre el esqueleto (en excelentes condiciones) del inventor de la cerveza: data de la época del Imperio Romano, y su nombre era Lúpulo.
Nutricionistas reunidos en un simposio en Moratalaz recomiendan, como fuente de salud y antídoto frente a la ansiedad, una moderada dosis diaria de bebida isotónica: ginebra i so tónica correspondiente.
Y eso que soy de Letras...
 
 
 
 
 
 
 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Al chino

Frío. Temperatura ambiente que coquetea con los cero grados. Y da igual que te abrigues: si hay cero grados, por mucha ropa que te eches encima, sigue habiendo cero grados. Por no hablar de la sensación térmica: desahucios, paro y mentiras del gobierno. Y, por si fuera poco tanto frío, el aire acondicionado: llega la Navidad.
 Estamos a punto de ver cerrar los alimerkas para ser sustituídos por esos negocios en los que pone  "Compro Oro". En la calle, miradas cabizbajas, gente que habla sola, trayectos de la desolación... Hoy en día, preguntar a alguien  "¿cómo estás?", es toda una provocación. Así que, modestamente, sugiero como terapia emocional positiva (y barata, nada que ver con ir a esquiar a Vaqueira Beret) el sugestivo plan turístico de realizar excursiones al chino de la esquina, esos negocios en los que hay de todo, incluso regaderas sin agujeros (para flores artificiales). Tienes la sonrisa garantizada, compañía segura (te siguen como a tu sombra) y te dan la hora. Me pasó el otro  día: llego, entro y digo "Hola"; "las cinco y cuarto" me contesta la sonrisa perenne.
Que no es poca cosa, con la que está cayendo.

martes, 4 de diciembre de 2012

Lo de Arturo

El actor -o lo que sea- Arturo Fernández ha ido a televisión, a decir que la gente que se manifiesta estos días en las calles es la gente más fea que ha visto en su vida. Lo ha dicho en Intereconomía, una cadena que se ajusta a Arturo con la precisión con la que lo hacen los trajes que con tanto esmero elige.
En sus inicios como proyecto de actor, Arturo escuchó que alguien (sin duda, con gran sentido del humor) lo citaba como "el Cary Grant español". Es como si vas al Alimerka, coges, agarras y a un tetra-brik de vino Don Simón le pegas una etiqueta de Marqués de Riscal. El caso es que parece ser que Arturo se lo creyó y, como dijo tío Oscar (Wilde), "un estúpido nunca se recupera de un éxito", que a un nivel más prosaico podríamos traducir por "un mediocre nunca se sobrepone a un elogio". Quizá de ahí provenga esa chulería rancia, pasada de moda, por la que el actor quedó paralizado en galán que se relaciona con las mujeres en un diálogo vertical señorito/criada, o su variante, señorito/mujer florero (o mujer/mujer, que dirían desde su Partido Popular). Y a ese personaje se ha consagrado, repitiéndose hasta la saciedad. Ya sé que también Bogart o John Wayne fueron actores arquetípicos pero, por favor, estoy hablando del tetra-brik Don Simón, no de Riojas Gran Reserva. A Don Simón hay que añadirle "Casera" (que serían los actores secundarios), para poder tragarlo.
Quedamos, pues, en que Arturo exhibe los ademanes decimonónicos del caballero que en el restaurante le coloca el abrigo a la señora, en un gesto obsequioso y demorado para, al llegar a casa, exigirle de forma imperiosa que le traiga las zapatillas. Arturo  frecuenta los salones volubles y anacrónicos de marquesas aburridas, mientras desconoce (y, por lo tanto, como todo ignorante, desprecia) el ilusionante y veraz latido de la calle. Por no conocer, ni siquiera parece haber llegado a él esa publicidad que dice: "La elegancia es una actitud".
Arturo, que repite de forma monocorde esas obritas teatrales acuáticas (incoloras, inodoras e insípidas) menosprecia, decimos, a la briosa gente de la calle, pretendiendo ridiculizarla. Una majadería que, como todas, define a quien la manifiesta.
Resulta paradójico el veredicto estético de este popular (y Popular) personaje, teniendo en cuenta sus inclinaciones políticas; un ejemplo: ese ministro de Economía y Desastre, un De Guindos en el que vemos al sargento chusquero estreñido de toda la vida. O ese Montoro, melifluo y taimado, como inquietante abuelito exhibicionista, que espera a los niños a la salida del colegio, cargado de caramelos. También ese Mariano, un tonto perpetuo que situaríamos de pantalón corto, jugando con un aro, en aquellos lejanos capítulo televisivos de "El chavo del ocho". Y qué decir del Aznar, melenudo a destiempo, con menos flexibilidad en el cerebro que en la mandíbula...
Arturo, pena me da decirlo, nació en Gijón. Nada es perfecto o, como decían al final de aquella espléndida comedia titulada "Con faldas y a lo loco", "nadie es perfecto". No  busquen a Arturo en películas de este nivel. Su cine se llama "No desearás la mujer de tu prójimo", "Tocata y fuga de Lolita", "Desde que amanece ya apetece"...títulos reveladores de la calidad de sus propuestas.
Y de su protagonista.
P.D. Este actor, tan patéticamente narcisista, no se merece una foto, así que pongo a un gato.
 
 

viernes, 30 de noviembre de 2012

Erich Fromm y Hermann Hesse

Supongo que la adolescencia -¡tan lejos ya...!- viene con un pack de serie integrado por la curiosidad, un cuestionamiento permanente de la realidad y  cierto inconformismo visceral. En aquellos años setenta del pasado siglo, en un país lúgubre y silencioso, entre curas, maestros y guardias civiles, uno sobrevivía leyendo a Erich Fromm. El aire, en lugar de oxígeno, venía cargado de represión. Había autoritarismo en el núcleo familiar, en la escuela el maestro te medía la anatomía con una regla y, en la calle, el guardia civil podía darte un par de hostias. Al miedo se le denominaba respeto.
Así que cogíamos a Fromm: "El miedo a la libertad", "La patología de la humanidad", "El arte de amar", "Tener o ser"...En este último, leíamos que el vivir bajo la dictadura del tener -otra más- nos cosificaba, incluso en el lenguaje: ya no "nos dolía la cabeza", sino que "teníamos un dolor de cabeza". De igual modo, una cosa era "tener autoridad sobre", y otra muy distinta, "ser una autoridad en". Levantábamos la vista del libro, y veíamos ejemplos prácticos por todas partes. Fundamentalmente, aquello era un país formado por autoridades y vasallos. Sumisión, resignación y planes de desarrollo.
Dejábamos a Erich Fromm y pasábamos a Hermann Hesse: del ensayo a la narrativa, prolongando la exaltación del individuo como centro de su vida, con un discurso teñido de orientalismo.
"El lobo estepario", "Demián", "Bajo las ruedas", "Siddharta" y otras obras nos confirmaban la impresión de que la vida, la verdadera, estaba en otra parte. Y que, con la sangre, no entraba la letra, sino el odio.
Leíamos compulsivamente empujados por una doble circunstancia: la lectura, como refugio ante la mediocridad ambiental irrespirable, y como asunción de la orden de alejamiento que la estética -otra dictadura más- nos había impuesto respecto a las chicas, en un mundo que aún no conocía a la prima de Riesgo. 
Fromm y Hesse, razón y corazón, son pues una pareja de hecho unida por el budismo, sin Iglesia que los bendiga.
 

Independentista

Yo también soy independentista. Independentista de tanta desfachatez facha, encarnada en ese nacionalismo centralista, de banderas patrias en muñecas, tirantes y calzoncillos, pero que esconde el dinero en las islas Caimán, a resguardo de bocados impositivos. Independentista de tanta zafiedad visceral, de tanta cutrez unineuronal, que lleva a España en la boca y a los españoles en el culo: facilitando el despido, destrozando la Sanidad, la Educación, la Investigación, la Ley de Dependencia, el seguro de Desempleo...Y, ahora, el mordisco a las pensiones. A las humildes pensiones de tantos jubilados, que están abrigando la intemperie de tanto parado sin paro. Independentista de tanto forofo ultrasur que justificaría hasta el asesinato de su madre, si lo decide su partido político. Independentista de tanto medio de comunicación dependiente de la Banca. Independentista de tanto "demócrata" que se cisca en el Estado de Bienestar a golpe de decreto ley. Independentista de un país dependiente, cuya metrópoli es Alemania. Independentista de tanta mediocridad (Zapateros, Aznares, Marianos...) sirviente del gran capital. Independentista de un PsoE que hace tiempo que hizo sus propios recortes en la "S" y la "O". Independentista de una derechona ultra que se afirma demócrata sin renegar del franquismo, pretendiendo la cuadratura del círculo. Independentista de gobiernos que indultan a banqueros corruptos y policías torturadores. Independentista de Urdangarín y su familia Addams. Independentista de Rouco Varela y su multinacional. Independentista de un Artur Mas que pretende envolver sus megarrecortes en el papel celofán del soberanismo. Independentista de todos aquellos que niegan a un pueblo el derecho a elegir quién quiere ser y cómo quiere vivir. Independentista de todo patrioterismo con aroma a sotana, cuartel e isla de Perejil. Independentista de tanto españolismo, para el que España no es un proyecto ilusionante de convivencia en la diversidad, sino simplemente un cínico negocio. Independentista de tantas mentiras.
P.D. Vídeo con las penúltimas mentiras de Mariano Pinocho, interpretando "No tocaré las pensiones":
 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Inventario de desamores.

La mujer de Ernesto le ha dicho a Guillermo Carrascales, tomando una botella de sidra: "Cualquiera podría enamorarse de ti, incluso una mujer". Guillermo medita sobre dos cuestiones: la importancia en la frase del término "incluso", y si estará pagada la botella de sidra. Tras estas reflexiones, su cabeza le lleva a recordar brevemente su (lamentable, digámoslo ya) trayectoria sentimental.
Okupa involuntario, a muy corta edad, de una incubadora con los cristales ahumados, Guillermo tuvo su primer desencuentro amoroso en una clase particular, cuando, con acento entre tímido y dulce, una niña le preguntó: "¿Tienes un bolígrafo Bic?". "No me llamo Biz", le contestó Guille. Aquel fue el principio del final del comienzo de un idilio. 
Años después, ya adolescente, encontramos a Carrascales en una sidrería de la calle Gascona de Oviedo, donde piensa hacer la declaración (y no de la renta) a una muchacha de buen ver. En la mesa, un plato de lacón con grelos. Cuando Guillermo se sienta junto a  -ya dijimos que estaba "de buen ver"-  Ruperta, oye esta frase lapidaria: "No me gustas al lao". Guillermo se levanta y, sin decir palabra, se va. Mes y medio después, a punto de finalizar la caja de ansiolíticos, recibe una explicación: "Te dije que no me gustaba salao el lacón, majadero". Ya no hay vuelta atrás. No eran tiempos de Informática y su función "Reiniciar".
Queramos o no, estas experiencias marcan. Nuestro protagonista tiene dudas, sobre todo después de ver un documental sobre el budismo tibetano. Se plantea alejarse del mundo y sus peligros: esas mujeres que combinan un gran corazón con su buen gusto, regalándole simultáneamente amistad y calabazas. Pero una muchacha se cruza en su camino.
Estudiante de arqueología, curiosa y extrovertida, Guillermo cree ver en ella a su alma gemela: sólo le falta ser admiradora de Cruyff. La iglesia de Atapuerca se dibuja en el horizonte como prometedor certificado de un romance. La vida y Clotilde (los nombres de sus amadas no son generosos con Carrascales) le sonríen. Hasta que un día la evidencia se impone con toda su crueldad: está siendo utilizado -una ruina, al fin y al cabo- por su pareja para la tesis fin de carrera.
Tras la ruptura, Guillermo se refugia en la lectura de revistas y libros esotéricos: "Año Cero", "Caballo de Troya" y "La Segunda Transición", de José María Aznar. Pero, como yonki tras la heroína, nuestro amigo sólo tarda tres meses en reincidir. Una tarde del mes de agosto, mientras recoge hierba en un prado con la eficacia que le caracteriza (es decir, poca), una chica jovial le interpela: "Qué...¿de jardinero?". "No. Para eso, la Caja Rural". Ella, a lo suyo: "¡Qué bien, yo trabajo de jardinera en el Ayuntamiento de Avilés". Es el preámbulo del prólogo del prefacio de una amistad Yloquesurja, a prueba de malentendidos, difamaciones y sálvamedeluxes. La cosa promete. El corazón de Guillermo vuelve a latir con la ilusión de quien desconoce  decepciones. Pero el destino, como bien sabían los griegos, es inclemente. Críspula, como buena jardinera, le deja plantado una tarde primaveral en la que abre la puerta a un agente de libros del Círculo de Lectores, que le regala "Caballo de Troya", de J.J. Benítez. Guillermo intenta ahogar sus penas en un pub de Avilés cuando, inesperadamente, una joven le pide salir. "¿Contigo?", pregunta la ilusión por boca de Carrascales. "No, salir de aquí: son las cuatro de la mañana, y queremos cerrar".
Por primera vez en su vida, Carrascales medita acerca de la posibilidad de ponerse los hábitos: el hábito de beber, el hábito de fumar...Como medida inicial, recupera el póster de Humphrey Bogart y lo convierte en icono central de su habitación. Para desahogar su frustración, en un negocio de chinos adquiere un saco de boxeo, al que golpea con la saña con la que Mariano trata el Estado de Bienestar. Por unos meses (bueno, semanas; bueno, días..) los seres más lindos de la creación -no me refiero a los gatos-  se alejan de su cerebro. Hasta que un día, mientras merienda un café con suspiros (y también con galletas), al posar la mirada en el televisor ve a Soraya Sáenz de Santamaría...
(¿Continuará...por desgracia?).

La isla al mediodía

"Las autoridades advierten de que el exceso de realidad puede producir alucinaciones". Esta frase, que no desmerecería del mayo parisino sesentayochista, me asaltó al leer el otro día la noticia de la isla desaparecida. Inmediatamente recordé aquel relato de Julio Cortázar, "La isla al mediodía", en el que una isla dejaba súbitamente de existir. Leía uno de adolescente a Cortázar, maravillado, creyendo que era un escritor de relatos en los que reinaba la fantasía, sin darnos cuenta de que el argentino era un sabio que conocía las múltiples caras de la realidad, esa impostora que no es sino una convención social que se viene abajo en cuanto se enfrenta a una mirada aligerada de prejuicios.
Los seres humanos no somos otra cosa que islas a la deriva, vulnerables y anónimas, visibles cuanto más ausentes, como nos enseña el foco cruel de la Navidad, ya a la vuelta de la esquina. En estos tiempos, obscenos y convulsos, en los que a diario desaparecen derechos públicos que creíamos inalienables, triturados entre las fauces de la virtual especulación financiera, la desaparición de una isla se nos antoja parte natural del paisaje de este grotesco teatro  de comienzos de siglo.
Visibles cuanto más ausentes, decía. Y también lo contrario: ausentes cuanto más visibles. En esta guerra entre la codicia insaciable de unos pocos contra los más elementales derechos de todos los demás, un campo de batalla formado por suicidios, desahucios y hambre, se echa en falta la voz pública, el posicionamiento, la definición de los más mediáticos: músicos, deportistas y en este plan. No basta con el gesto benéfico solidario, tan gratificante, por otro lado, para la imagen comercial del individuo en cuestión: son tiempos de mojarse.
Tal como lo hace, en el lado contrario, un zafio Arturo Fernández.
 
 

jueves, 22 de noviembre de 2012

En "La Posada del Mar"



"Por qué no soy cristiano", tituló uno de sus libros el filósofo y  matemático británico Bertrand Russell, un lúcido activista incansable de los que hoy andamos tan necesitados. No siendo creyente -la existencia de un Ser Superior, Florentino Pérez al margen,  me parece improbable- ni cristiano, ni fernando alonso, canalizo mi cuota de espiritualidad, mis pobres tendencias trascendentes, en una especie de paganismo que se concreta en el mar. Así que, cada vez que voy a Gijón, me acerco al paseo de la playa, como aquel que va a visitar a un viejo amigo. En algunas ocasiones, el mar está tranquilo, con olas que se derraman perezosas en la playa; en otras -mis favoritas- el agua golpea violenta el muro, saltando al paseo, juguetona y cariñosa, improvisando una ducha de ternura sobre los más despistados. Son días, esos del mar salvaje, en los que algunos paseantes añaden al habitual aseo del cerebro un inesperado lavado de cabeza.
Un nuevo acercamiento a Gijón (la gente ya me saluda por la calle) me llevó a entrar en "La posada del mar", un restaurante frente a la playa, desde donde podía tomar algo sin perder de vista el fascinante espectáculo de las olas. Otro punto a su favor era el título del local, que me recordaba el de una canción "A la taverna del mar", un poema de C. Cavafis musicado por mi cantautor favorito, el ampurdanés Lluís Llach (otra voz que añoro en estos tiempos obscenos). El caso es que entro, pido un café, y entablo una conversación con el cliente de al lado, a cuenta del tenis que ponen en la televisión. Hablamos de la ausencia de Nadal, de su humildad; por contraste, el diálogo nos lleva a Cristiano Ronaldo. "¿No serás del Madrid?", le digo. "¿Del Madrid?", me dice. Y va y me espeta, cantando: "Companys, si sabeu on dorm la lluna blanca, digueu-li que la vull...". "¡Hostia..!". "No me digas que lo conoces..." "Abril 74, del disco Viatge a Itaca, Lluís Llach".
Tras esto, me dice que pinta cuadros, que vive en Barcelona y me enseña en el móvil una foto de una pintura que le regaló al propio cantante. Pero se ve que los dioses que juegan con las casualidades aún no tenían bastante: "¿De dónde eres, me pregunta?". "De Grao". "Mi cuñao también: ¿conoces a Aurelio, de la Joyería Tarralva?".  
Tengo que consultarlo con la bruja Lola. Y, si le han hecho un ERE, con Cristóbal Montoro.

martes, 20 de noviembre de 2012

Huelgas y piquetes


El miércoles de la semana pasada hubo una huelga política, y la selección española de fútbol jugó un partido de fútbol deportivo. Aunque la incidencia de la huelga política fue escasa (según fuentes del gobierno indignas de crédito, tan sólo se adhirieron a ella dos electricistas de Rentería y un panadero de Móstoles), me preocupa la imagen que podamos dar de cara al exterior. Quizá no sea ajena a esta preocupación la emblemática fecha de hoy, nada menos que 20 de noviembre, de tantas  resonancias patrióticas.
La imagen exterior: ¡qué van a pensar de este país! Un país con una Familia Real -o lo que sea eso- de astracanada, con más de cien mil abuelos (defensores de la democracia frente al golpismo) tirados por las cunetas sin un entierro digno, con monjas robando recién nacidos, con demócratas franquistas, con amnistía para defraudadores millonarios y desahucios para la canalla, con una Santa Iglesia -sin recortes, por favor- retrógrada, homófoba y machista, con el presidente de gobierno más mentiroso -que ya es decir- de toda la lamentable Historia de este triste país, con el personal revolviendo en los contenedores de basura, con la Sanidad y Educación en venta, con un bipartidismo (derecha-ultraderecha) que nos dan por el saco...
Si hablamos de la imagen, no podemos dejar a un lado a los lamentables piquetes, esos enemigos de la libertad. Me refiero al piquete del bocado salarial, si haces huelga, que deja a la menguada nómina mensual temblando. Al piquete del precario contrato de trabajo que, si haces huelga, te envía al paro en cuanto pueda. Al piquete, en fin, de las reformas laborales (ésas que hacen los gobiernos "para crear empleo") que hacen de este país el campeón europeo del paro.

Afortunadamente, los objetivos e independientes medios de propaganda de este país nos mantienen bien informados: Cope, La Razón, El Mundo, ABC, Intereconomía, La Retaguardia, La Gaceta, El Antiguo País, Onda Cero, La Vieja España... Siempre podemos optar entre una información conservadora o alguna otra reaccionaria.
El periodista Hermann Terstch, con una autenticidad que le honra, hizo la crónica del fracaso de la huelga el martes, es decir, el día anterior. Sin complejos.
Por su parte este gobierno centrista, tan sensible él, escucha con atención el clamor de la calle: en Madrid se crea un nuevo grupo policial, de 378 agentes, para dar hostias.
P:D: Se incluye en esta entrada una simpática imagen de un megapiquete, el de la patronal, riéndose muy satisfechos tras la última reforma laboral hecha por Mariano, el chico de los recados de Ángela. Más abajo, un "radical" ensangrentado y otra peligrosa "antisistema" (¡pobre mujer!).
 
 
P.D. Esto está sucediendo aquí, en España, en esta vergüenza de país, en estos momentos.
 
 

martes, 13 de noviembre de 2012

El amor y sus demonios

 
Tras recibir el premio Nobel de Literatura, el escritor turco Orhan Pamuk publicó "El Museo de la Inocencia". Es la historia de un amor obsesivo (valga la redundancia), en la que el protagonista Kemal, perteneciente a la clase alta de Estambul, rompe el compromiso oficial con su novia, para entablar una relación con una prima lejana (en el ámbito familiar). Cuando ésta desaparece, el fuego volcánico de su ausencia lleva a Kemal a coleccionar todos los objetos con los que se ha relacionado el objeto de su amor, al tiempo que transita compulsivamente todas las calles, buscando la presencia de su amada y encontrando figuras fantasmales que se la recuerdan. Esto es el núcleo del libro: páginas necesariamente  reiterativas, escritas con la minuciosidad de un orfebre, que describen con acierto la enfermiza devastación de todo amor contrariado.
"Del amor y otros demonios", tituló una de sus obras el maestro colombiano G. García Márquez. "Todo amor que no devasta, no es amor", nos dejó escrito el poeta persa Omar Jayam. Evidentemente, aquí no se habla de afecto, simpatía, templado cariño. Se trata de una verdadera carnicería, de ese estado enfermizo y febril (y maravilloso) en el que ponemos todo patas arriba. De ver en la otra persona aquello que de único tiene respecto a los demás (nos dice Borges), y que sólo nosotros vemos. El amor, así sentido, es un terremoto.
Causa sorpresa la entregada minuciosidad que Pamuk dedicó a la elaboración del "Museo de la Inocencia", una obra que es como el negativo de tanta pseudoliteratura romántica. Mucho más si tenemos en cuenta que corresponde a los días "convalecientes" del premio Nobel, una vacía pasarela de charlas, presentaciones, conferencias y todo tipo de actos distraídos y prescindibles.
Y la sorpresa se convierte en perplejidad al enterarnos de que el escritor ha abierto un verdadero museo en Estambul, con todos los objetos descritos en la obra. Sin duda, un libro estimable en el que el autor  ha volcado  su dimensión como narrador junto con las tormentas de su vida personal.
P.D. Esta entrada pide finalizar con una canción romántica: "Right here waiting for you", Richard Marx. 
 

viernes, 9 de noviembre de 2012

Vergüenza

Tenía 53 años. Era de Baracaldo. Había sido concejal del ayuntamiento de Eibar. Tenía aficiones, esperanzas, manías, dudas, sueños, inquietudes. Hoy se arrojó por la ventana. No había ordenado masacrar a un país, alegando obscenas mentiras que hablaban de armas de destrucción masiva. No conocía los coches oficiales, ni le acompañaban guardaespaldas a la peluquería. Ningún retrato suyo colgaba de la casa consistorial. Algún fin de semana, le pegaba un corte de mangas a la rutina: lo pagaba con su dinero. Ni el color de la piel, ni las tendencias sexuales, ni mucho menos la cuenta corriente bancaria, modificaban su mirada hacia el ser humano. Iba a ser desahuciada de su vivienda.
Tenía 53 años. Los medios informativos dicen que se suicidó. Yo digo que fue asesinada. Asesinada, como tantos otros, por esa banda formada por la Banca y esos dos partidos políticos impresentables que se alternan en el gobierno (que no en el poder). Dos partidos que, en la legislatura anterior, frenaron una propuesta de Izquierda Unida y el BNG, enfrentada a los desahucios. Con lo que se demuestra meridianamente que no todos son iguales, y que el bipartidismo, con el que nos están tomando el pelo, gobierna para los intereses de la Banca y el gran capital, y contra los ciudadanos (la mayoría de los cuales les votan).  Mediocres sicarios de los poderes financieros, esgrimiendo, en vez de pistolas, la tarjeta Visa Oro.
Estamos asistiendo, impotentes, al fusilamiento de millones de personas, cuyos cadáveres sirven de material de construcción para las nuevas mansiones de los acaudalados. 
 Da vergüenza ser español.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Estercolero

Hay muchas más posibilidades de encontrar un modelo rico que un rico modelo. De igual manera, abundan los multimillonarios ladrones, pero no así los ladrones multimillonarios (pobres, pero honrados). En definitiva, lo que dijo el gran Jaume Perich: "A partir de cierta cantidad de dinero, la gente honrada puede contarse con los dedos de una oreja". El inmortal Marx (Groucho), lo expresó de otra manera: "La clave del éxito es la honestidad: si puedes fingirla, está hecho".
Quizá este blog, anónimo como un trabajador taiwanés en una fábrica textil, tenga algún lector que recuerde el caso de aquel modélico representante de la "marca España" que tenía lujosos cuadros en la bañera (bueno, al lado: de vez en cuando se bañaba), una colección de 130 zapatos y seis tigres que veían la televisión (estaban enganchados a "Amar en tiempos revueltos"). Fue modélica la defensa que hizo el abogado de este eximio patriota (portaba la bandera nacional en la muñeca y en los calzoncillos): "Mi cliente es un ciudadano ejemplar, y humilde: con decirles que, a pesar de su status, no sólo compra él mismo su periódico, sino que habla con el quiosquero". Admirable: no se puede realizar un strip-tease ideológico y  presentar un sistema de valores -o su ausencia- con menos palabras.
Estas excrecencias con forma humana son lógicas en una sociedad que confunde calidad y cantidad, que identifica tener y ser, que prima la apariencia sobre la esencia. Llega un punto en el que  hay ya quien valora a un escritor por su aspecto físico, en lugar de por su obra literaria. ¡Es lamentable! (si no nos defendemos entre nosotros... me refiero a los feos, naturalmente). Entro el otro día en la farmacia a comprar mis habituales ansiolíticos (¿en qué otro producto pensabas, insidioso lector?), y mi farmacéutica habitual me cuenta que una chica, tosiendo sin parar, le acaba de solicitar un laxante. "¿Y para la tos, no quieres nada?. "No, el laxante ye pa la tos". "Pero si es para el estreñimiento..." "Da igual, anúncialo Justin Bieber, que ta muy bueno".
Un popular deportista unineuronal, con tendencia a la melancolía -y, con más frecuencia, a la estupidez- lo dijo hace poco: "Me envidian porque soy guapo, millonario y juego bien al fútbol". Una vez más, una brillante frase que define a su dueño. Y a sus admiradores. Y a los que le envidian. "Guapo, millonario...": ¿puede haber algo más (y mejor)?. Evidentemente, para los imbéciles, no.
 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Callejeros



En la tarde de un cálido domingo del mes de agosto, Guillermo Carrascales pasea su aturdimiento congénito por las calles de Oviedo. Perseverante por naturaleza (Guillermo consiguió ser niño prodigio a los treinta y dos años), intenta atisbar algún síntoma que lo traslade al optimismo, en estos tiempos sombríos que padecemos. Carrascales no es optimista (no ve la botella medio llena), ni pesimista (no la ve medio vacía); Carrascales es inteligente, pregunta: "¿qué hay en la botella?".
En estas horas tórridas en las que lo encontramos, sus certidumbres se tambalean: acaba de ver la portada de una revista en la que se anuncia que Scarlett Johansson tiene celulitis. Medita con pesar sobre esta cuestión, cuando una dulce voz lo rescata de las sombras: "por favor... ¿la calle Martínez Marina?". A su lado, una muchacha salida de un cuento de hadas con final feliz le regala una mirada limpia y clara, como recién amanecida. Los ojos de Guillermo la ven linda, el corazón la ve buena. Lamentando no ser ventrílocuo, responde: "¿conoces la calle Rosal?". "No". "¿Y la calle Cabo Noval?" "Tampoco". "¿Y la de Manuel Llaneza?" "No". "Yo tampoco. De hecho, no creo que exista en Oviedo. Te acompaño, no vaya a ser que termines en la Tenderina". Y Guillermo, en esa compañía, se siente por unos minutos un marqués. Al despedirse, piensa si no habrá sido todo un sueño.
Poco después, la soledad y la tristeza forman un ménage à trois con la nostalgia, en el alma zarandeada de Carrascales. Delante del teatro Campoamor, se abalanza sobre él una mujer -supone- de andares inciertos, el Marca bajo el brazo, en la comisura de los labios un cigarrillo de alegría, el tatuaje del ex futbolista Butragueño en el cuello, con aspecto de habitar en la calle del Olvido, escupiéndole: "¿oye, colega: la calle Uría?". "Mira, tronco, allí tienes un municipal, pregúntale", le responde Guillermo, resignado a refugiarse en la bebida. 

Esperando el crecimiento.

Aquel que coja el periódico y tenga la valentía de leer las noticias, encontrará estas dos, una al lado de la otra: 128.000 parados más en el mes de octubre; 128.000 euros para gastos en flores del Palacio del Pardo y de Oriente. Es lo que hay. Ambas noticias son hermanas siamesas, del mismo modo que la existencia de millonarios se alimenta de la pobreza.
 Siameses, decíamos: Juancar y Marianico el Corto, un suponer. Hace unos días, el cazador de elefantes y el de los hilillos de plastilina hicieron una gira por el exterior, como si de dos cantantes venidos a menos se tratase (pongamos Camilo Sesto y Bertín Osborne), intentando promocionar la "marca España". ¿Y qué coño es eso de la marca España? ¿Tal vez la que llevan para casa, en sus carnes, algunos de los miles de manifestantes que salen estos días a las calles?
Pertenezco a una generación que creció en una dictadura militar y, mediante una transición fraudulenta, aterriza en una dictadura financiera. Llamamos transición española a esos años, envueltos en vistoso papel de regalo, en los que se produjo ese mágico reciclaje por el que franquistas de toda la vida se convirtieron, sin despeinarse, en fieles demócratas, manteniendo sus puestos de influencias y privilegios, mientras que se echaba a la cuneta a los que habían dado la cara frente al régimen golpista. Unos años chapuceros y vergonzosos en los que se renunció a la ruptura y se tragó un continuismo obsceno. En genial frase del gran Francisco Umbral: "La banca se ha comprado una democracia".
La marca España: Rouco Varela, Botín y el Pocero. Y el botín de los Poceros de la burbuja inmobiliaria.
Podemos hacer, pues, un breve resumen del Estado de la Nación: ¡todos al suelo! (menos los de siempre). Por un lado, los violentos radicales: jubilados, parados, amas de casa, maestros, médicos, bomberos, policías, fontaneros, electricistas, carpinteros, libreros, gente de la cultura en general (menos José Luis Moreno), y una señora que venía de echar la primitiva. De la otra parte, la gente de orden, aquella a la que "le duele España": obispos, banqueros, diputados varios, amigos de Suiza, y un señor muy ignorante que no se entera.
Tantos años explicándonos los padres de la patria (con minúscula, por los recortes) que esto era una unidad de destino en lo universal, la reserva espiritual de Occidente, la Biblia en verso, la hostia, para terminar  mandando a nuestras mentes más preclaras (Juancar/Mariano) en plan vendedores a domicilio.
Oíamos hablar de la unidad de España, y no sabíamos  que era Media-Markt. Esperemos que esos dos no utilicen el lema de "Yo no soy tonto".
Nadie se lo creería.
P.D. Y Mariano esperando el crecimiento.

martes, 6 de noviembre de 2012

Con flores a Maria...no

Somos un país de gente inocente. Tanto, que encontramos la expresión "Circule por la derecha", y creemos que es una norma de tráfico. En nuestra candidez, muchos no nos explicábamos que, en el Congreso, militantes gays del PP estuvieran en contra del matrimonio homosexual, que al PSOE le pareciese bien que un día de verano, con nocturnidad y alevosía, se cambiase la Constitución para saquear el Estado del Bienestar, erigiendo el déficit como imperativo intocable; tampoco entendíamos el inquietante parecido entre el melifluo Montoro y el jefe de la central nuclear de los Simpson, ni el vocerío tabernario de "susseñorías", el obsceno "quesejodan" de la megapija Fabra, el empecinamiento en la continuidad del obsoleto payaso Rubalcaba, o la tenacidad de Mariano en desprestigiar a su logopeda.
Ahora tenemos la explicación: se encuentra en la fotografía de arriba. Allí podemos ver esa bellísima planta, bienhechora y regocijante, que ameniza el sacrificado trabajo de nuestros diputados, sumisos representantes de la Banca alemana.

martes, 30 de octubre de 2012

Felicidad



Mientras meriendo un café con magdalenas, veo una entrevista en televisión: "¿Es usted feliz?". "No, soy Feliciano". En efecto, es el famoso tenista Feliciano López.
A pesar de que se ha demostrado científicamente que el hombre es el animal que más tiempo puede mantenerse sin pensar, la felicidad no es duradera. No es un estado, sino un instante. Un instante breve (pleonasmo), pero  eterno (oxímoron) por la huella de su intensidad.
Así que es importante estar despiertos, para no dejar escapar las ráfagas de dicha que tengan a bien concedernos los dioses, como entomólogos obsesivos que transmutamos el cazamariposas por nuestro corazón.
Cantidad y calidad, duración e intensidad, son conceptos que no caminan de la mano; antes bien, siguen direcciones opuestas: es que se cruzan, y ni se saludan. "Hay que ser sublimes sin interrupción", dijo Baudelaire, el de "Las flores del mal". "Imposible", me dije. "Casi imposible", me digo, desde que conocí a cierta persona, la única  que lee, generosa y resignada, todas las entradas de este humilde, digno y prescindible blog.
Esos insólitos relámpagos de felicidad que nos deslumbran de forma inesperada, nos hacen pensar por un momento que el mundo está bien hecho, que la vida tiene sentido, que las estrellas justifican las cloacas. Hasta que la realidad, airada,  nos devuelve de un empujón a la vida y sus aristas.
Pese a todo, se recomienda no ahogarse en un exceso de sensatez y, navegando con un punto de locura, coleccionar instantes venturosos, como escudos infranqueables contra la prima de riesgo.
La felicidad, esa utopía, es el inalcanzable Eldorado de cualquier tiempo. Por algo tiene nombre de mujer.

Fartones

El fartón es un dulce valenciano concebido para mojar en la horchata, pero que se adapta a otro tipo de bebidas, para que lo sigan comprando. Me dicen los que lo han probado que es bastante insípido, e incorpora con facilidad el sabor del producto que se le añada. La monarquía es un anacronismo concebido para mojar en el despilfarro, que de vez en cuando visita una escuela infantil o va de Domund, para que el personal los siga manteniendo. Me dicen los que les han escuchado, que de sus reales bocas salen obviedades, y se amoldan a lo que haga falta, si el molde tiende a perpetuar sus privilegios.
En la entrega de los premios "Príncipe de Asturias" del otro día, una pancarta se erigió en protagonista: "Fartones". En este caso, un vocablo profundamente asturiano, que hace alusión a esa gente que traga comida de modo compulsivo, sin sentirse nunca saciados, mucho más si es de forma gratuita. Una pancarta que es una pequeña contribución a nuestro incipiente y modesto intento de asturianizar España, señor Wert (por cierto, qué apellido más raro para ser tan español).
Aunque "fartones" tiene una vocación alimentaria, es un término que debería ampliarse para que diese cabida  también a otro tipo de excesos: los fartones del poder, los de la acumulación de capital, fartones del chismorreo y la maledicencia, aquellos fartones que devoran ignorancia...
Mientras el país se desangra en suicidios, desahucios y hambre, continua la liturgia hueca de una monarquía con el paso cambiado, una feria de vanidades obscena que se dirige, cargada de oropeles, hacia el altar de la inmoralidad. 
En el barrio de Ventanielles, cinco personas se disputaban el dudoso privilegio de revolver en un contenedor de basura; mientras tanto, el hotel Reconquista rebosaba de langostinos, unos crustáceos  financiados -al igual que las múltiples operaciones de la Leti- por los menguados ingresos de pensionistas, parados y trabajadores.
En palabras del añorado Saramago: "¡qué cantidad de pobres se necesitan para hacer un rico!". Dicho de otra forma, el verdadero estilo arquitectónico de un palacio son unos cientos de chabolas.
Como buen asturiano, finalizo con un deseo piadoso: ¡Ojalá revienten todos de una fartura!.
P.D. Recomendación musical de hoy: el clásico "Sounds of silence", de P.Simon&A.Garfunkel. Guardemos un respetuoso silencio ante el fallecimiento de la dignidad.
 

lunes, 29 de octubre de 2012

Amares

 De Platón a Belén Esteban, de Erich Fromm a Federico Moccia, de Ovidio a José Luis Perales, de "Madame Bovary" a "Amar en tiempos revueltos", el amor genera ríos de tinta, océanos de lágrimas, mares de poemas, y la maté porque era Mía, que diría Woody Allen de su anterior pareja.
Considero la palabra "amor" un término manoseado en exceso y, paradójicamente, que no utilizamos en toda su amplitud. Con frecuencia lo encontramos secuestrado, en manos  del amor romántico de pareja. Hay quien ama a su animal de compañía y, también, a un perro, un gato, un caballo, un hámster...Existe el amor paterno-filial, el amor hacia una actividad gratificante, hacia un amigo (hacia una amiga, mucho más), el de aquel que se entrega en una labor de servicio a los otros. Distintas expresiones salidas de una misma matriz, que pueden ocasionar desde una guerra de Troya, hasta un viaje a África a convivir con los mosquitos. No en vano "mueve el Sol y las estrellas", nos dice el divino Dante.
Por eso algunos estamos parados.

viernes, 26 de octubre de 2012

El indio irónico

Mientras que "Sumajestá"  anda por la India, en su elemento, haciendo el indio, como un Maharajá zumbado, Leti pasea su elegancia -a cargo de los presupuestos del Estado- en los premios Príncipe de Asturias, del brazo de Lipe, el colega de las mendigas. Juancar afirma que ya se empiezan a notar las medidas de Mariano: en efecto, sólo hace falta informarse de las cifras del paro, de los desahucios, de los suicidios. Desconocíamos este rasgo de finísimo humor británico en boca del amigo de Corinna.
Entre los premiados en Oviedo, el ejemplar Banco de Alimentos (un premio subversivo, para la caverna mediática ultramontana) cuya finalidad, obviamente, es asistir a los más necesitados. Curiosa virtud esta de la caridad, apéndice de la injusticia social. Pura geometría: mientras la solidaridad es horizontal, la caridad es vertical. En un caso, la ayuda se recibe agradecido; en el otro, humillado.
Por lo demás, este "finde" damos al reloj una hora para atrás, en coherencia con el anacronismo de tanta realeza y cortesano lameculos, conviviendo con la desesperación y la impotencia: una feria de vanidades mercadeando con la pobreza.

jueves, 25 de octubre de 2012

Panorama nacional


 
"Una persona sin información, es una persona sin opinión". Comienzo esta entrada con una frase hecha, como todo español que se precie: somos gente dada a apoyarnos en tópicos, frases hechas y refranes (esos parientes pobres de los aforismos). Más de lugares comunes que de ideas originales. En resumen, lo que dijo Machado: la pereza mental del español que bosteza.
Echemos un vistazo a la actualidad hispana; en el triste panorama nacional de los medios de información, encontramos un enfoque objetivo en el respetabilísimo semanario "El Jueves".
En las imágenes superiores, vemos, por arriba, de izquierda a derecha: el Príncipe, caracterizado de Harpo Marx, a la salida de un acto solemne -estos elementos tienen que revestir la nadería de solemnidad, para perpetuar el chollo- sorprendido por una mendiga, es decir, asaltado por el mundo real. A la derecha, una alusión al tema de la iniciación sexual consentida; como anécdota, resaltar que el único estado europeo con una edad de iniciación legal sexual más precoz que el español  es el Vaticano (12 años), algo natural, si pensamos que las leyes están para poner en papel lo que es práctica habitual de su entorno. Más a la diestra -hoy en día, las cosas están a la diestra o a la derecha-, vemos a Leti y su esposo, éste con una botella de JB en el bolsillo, enfrentándose a la crisis con alegría. En la imagen de al lado, algunos congresistas, defendiendo su status privilegiado ante las hordas radicales y sus ilusas aspiraciones de democracia. Más abajo, el melifluo Montoro, recién salido de la central nuclear de Los Simpson, intentando aguantar la risa ante la sarta de mentiras que tiene que escenificar. Un poco más abajo, a la izquierda (ilusión óptica), José Mari y sus devaneos guerreros, añorando pasadas hazañas bélicas, buscando armas de destrucción masiva en Cataluña. Finalmente, el rescate: Mariano Manostijeras y su desesperada fórmula para generar ingresos; el secuestro de Messi como último recurso. Ya se sabe que banca, megaempresarios, Iglesia, sicavs, multiestafadores varios, son impunes e inmunes angelicales con derecho de pernada.
Como para darse a la bebida.
P.D. Se pueden ver las imágenes con más claridad, haciendo doble click.
 
 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Pandemia

 
 
Una pandemia recorre el mundo. Me refiero a esa permanente huida de la realidad, de millones de personas que practican una especie de autismo social, mientras mueven  sus dedos compulsivamente sobre cachivaches de última generación. Hace pocos días me pasaron un correo electrónico sobre este tema: paradójicamente, un mensaje tecnológico denunciando los excesos de la tecnología. Chavales (el virus de la inmadurez -no exclusivo de los jóvenes- es inseparable de esta enfermedad) que están  en un espectáculo sin verlo, que viajan al lado de unos amigos pero no con ellos, que llegan al esperpento de utilizar el cacharro para comunicarse con alguien que está a tres metros de distancia...
Soy uno de tantos que considera la llegada de Internet como una bendición, un mágico invento que pone a mi disposición un inmenso abanico de posibilidades. Y si no pone muchas más, se debe a mis limitaciones -sí, yo soy aquel que en el colegio intentó reducir un humilde y solitario quebrado a común denominador-. De lo que se trata es de denunciar  el hecho de que millones de seres humanos vivan en un mundo virtual, rehenes de la tecnología, en lugar de ser sus dueños, y ella un instrumento a su servicio. El alud de avances técnicos y científicos que nos seduce y, en ocasiones, aturde, debe servir para  aprehender, disfrutar y mejorar  de forma más intensa la realidad, y no para difuminarla. De lo contrario, seremos esclavos de un fenómeno antiguo conocido como "alienación", en el que extraviamos nuestra esencia de ser humano para mimetizarnos en el robot cibernético.
Dejemos esas mutaciones para Leticia Sabater.
P.D. Recomendación musical: "Wish you were here", de Pink Floyd. ("Ojalá que estuvieras aquí", muy pertinente). 
 

martes, 23 de octubre de 2012

El rescate

 Estaba en Gijón con una amiga -sí, lo juro- tomando algo en una terraza, cuando se nos acercó un chaval a pedirnos un euro. "Para vino", concretó. Me gustó su atrevida sinceridad, y le comenté aquella anécdota de la película "Ejecución inminente", en la que Clint Eastwood le daba una ayuda - esquivé la palabra "limosna", como el gobierno huye del término "recorte"- a su mendigo favorito, al mismo tiempo que le recomendaba: "No te lo gastes en comida".
Todos conocemos ese lugar común de "yo le daría algo, pero luego se lo gasta en bebida". Siglos de moralina judeo cristiana nos llevan a priorizar las necesidades de aquellos devastados por la vida. La señora del abrigo de pieles, a la salida de misa, entrega sesenta céntimos a un indigente, recomendándole que lo invierta en jamón de Jabugo. "Los vicios no son nada buenos" le  sermonea, mientras se dirige al bingo.
En el fondo, es la misma relación que vemos ahora entre el acreedor alemán y los países deudores: "Toma, y no te lo gastes en educación, sanidad, investigación, dependencia...Ahí  van estos euros, y gástatelos en la banca, cómprame submarinos nucleares...".
Ideologías coincidentes, que son partidarias de rescatar el cuerpo (la banca) mientras desprecian el alma (estado de bienestar).

Los amores difíciles

En la estupenda película "El secreto de sus ojos" se dice que uno puede cambiar de muchas cosas a lo largo de su vida, pero no de equipo de fútbol. Pescador de sueños en un mar de dudas, tengo claro que el equipo de mis amores es el Sporting de Gijón (aunque, de vez en cuando, le soy infiel con el Barça). Y, desde luego, Gijón es mi lugar, un amor a primera vista. Cada vez que me acerco, me acuerdo de echar la primitiva, con la ilusión de establecerme allí de forma definitiva: los espacios verdes, la gente, la ciudad que no pierde el aroma a pueblo. La calle, como un miembro más de la familia. Y, sobre todo, el mar. Esa presencia poderosa, ansiolítico aún no recortado, en cuya compañía aparcamos en doble fila la prima de riesgo. La visión del amplio horizonte marino ensancha nuestras mentes. Se vive de otra forma. Se es de otra forma.
Gijón es, entonces, esa mujer que sientes como el amor de tu vida, un amor imposible que frecuentas de vez en cuando. Como a ella, nunca conoceré por completo a Gijón: su entramado de calles aturde mi congénita desorientación espacial, haciéndome entrar repetidamente en el mismo chigre, sorprendido, mientras pienso que son negocios distintos con el mismo dueño.
Lo dicho: Gijón es esa mujer, lejana pero accesible, sin la que no puedes vivir, ese amor imposible que siempre estás descubriendo y nunca acabas de conocer. En palabras del escritor Italo Calvino: "Los amores difíciles".

miércoles, 17 de octubre de 2012

Espejos y espejismos

¡Qué difícil es la convivencia! Un ejemplo, con esos  espejos callados, inclementes y tenaces, que nos asaltan de improviso, mostrándonos nuestra existencia sin adornos ni artificios.
Cuenta el escritor Jean Claude Carrière en "El círculo de los mentirosos" la historia de un campesino que marchó a la ciudad a vender su arroz y le trajo a su esposa un espejo de regalo. Al mirarse en él, sorprendida, empezó a llorar amargamente. "Mi marido ha venido con otra" dijo a su madre entre lágrimas. Ésta cogió el espejo, se vió reflejada y la tranquilizó: "No te preocupes, es muy vieja".
Los espejos son esos amigos que nos dicen las cosas a la cara, presentándonos una realidad no complaciente, y que dejamos tirados en cualquier desván, para evitar vernos a nosotros mismos. Mientras tanto, nos dejamos seducir por los espejismos, esos cantos de sirena, de compañía sedante y fraudulenta, que nos permiten una existencia cómoda y vacía, alejada del agridulce sabor de una vida plena.
La vida, ese largo y sinuoso camino... : "The long and winding road", The Beatles

 
 

jueves, 11 de octubre de 2012

Lo esencial

Bajo el equívoco aspecto de literatura infantil, "El Principito" de A. de Saint-Exupéry es, en realidad, un relato dirigido a todos aquellos -escasos- adultos recuperables. Rescato aquí el momento en el que el protagonista se encuentra con el zorro:
-Ven a jugar conmigo- le propuso el principito- ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro- No estoy domesticado...
-¿Qué significa "domesticar"?...
-Es una cosa demasiado olvidada. Significa "crear lazos", dijo el zorro...Para mí no eres más que un muchachito, entre cien mil muchachitos. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...mi vida se llenará de sol...Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos.
El principito se fue nuevamente a ver a las rosas:
...Sois bellas, pero estáis vacías. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa que puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo...Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse o, aún algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.
Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea importante. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado: los hombres han olvidado esta verdad, dijo el zorro.
-Soy responsable de mi rosa...- repitió el principito a fin de acordarse.
"El Principito", una obra llena de poesía, de lectura imprescindible en un mundo de balances, primas de riesgo y sálvese quien pueda.

                          

martes, 9 de octubre de 2012

Con la música a otra parte


"Decía lo que pensaba, y hacía lo que decía". Esta frase del escritor Eduardo Galeano, refiriéndose a Ernesto "Che" Guevara, refleja muy bien lo que podemos entender por coherencia, un bien  tan escaso en la actualidad. Precisamente hoy se cumplen cuarenta y cinco años del asesinato del revolucionario argentino, cuya imagen devino en un icono estampado en millones de camisetas, en una involuntaria banalización del mito, acercándolo al estrellato de un cantante de música rock.
Cambiemos de tema, que no tengo el día para dejarme envolver en el manto de la tristeza. Para Antonio Machado, somos animales absurdos que necesitamos lógica. Pienso que quizá sea verdad también lo contrario: somos animales lógicos y previsibles, que necesitamos el absurdo para vivir, y no sólo sobrevivir.
"El mundo fue igual desde mi nacimiento hasta que los Beatles empezaron a cantar. Todo cambió entonces". Quien esto dice es el escritor colombiano García Márquez. La bendita música, ese bálsamo indispensable que nos acaricia cuando la vida duele más. Llego a casa y, tras la cena y la lectura de Indro Montanelli y su "Historia de los griegos", oigo música. El gato se despereza, y se acurruca junto a mí, indolente y cariñoso. Admiro su elegancia, envidio su fortaleza y deploro sus siete vidas, resultándome una carga tan pesada la única de que dispongo. La bendita música, decía. Hay una para cada situación, para cada estado de ánimo. Los Beatles, llenos de frescura y creatividad, son mis dioses particulares. Pero hoy escojo otros músicos: el irlandés Van Morrison, lamiendo heridas con sus aullidos y susurros, y el americano Bruce Springsteen, con esa garganta rockera que parece escarbar en las entrañas del corazón. Los dos me acunan en la batalla perdida con el insomnio.
Incluyo de Van Morrison "Someone like you", y de B. Springsteen "Land of hope and dreams".
 
 

martes, 11 de septiembre de 2012

Persona

Hace poco más de un año, me encontré en las calles de Oviedo con un antiguo amigo y su pareja. Venían de la tintorería, uno de esos locales a los que yo iba de pequeño, creyendo que vendían vino tinto. Habían recogido un traje, y con él les habían regalado un libro. Les dije que los libreros, con la crisis de ventas, deberían de tomar nota, y hacer lo inverso: regalar un traje con la venta de cada libro.
Resulta que mi amigo cumplía años, y fuimos a tomar una botella de sidra a la calle Gascona. En una charla distendida, bañada por ese líquido, néctar de los dioses y elixir de vitalidad perenne, salió el tema de la dichosa crisis. Me acordé de aquel chascarrillo de Ortega en "La rebelión de las masas": un viejo se va a confesar, y el sacerdote le pregunta: "¿Usted sabe los mandamientos?", "Mire, padre, estaba en ello, pero es que oí un runrún de que los iban a quitar...". Los recortes.
Esbozamos unos mandamientos laicos: no aburrir, no molestar, no dar consejos...cada uno propone los suyos. Los recortes, decía. A la entrada de un Alimerka, un letrero avisa ante posibles robos: "Tenemos cámaras de seguridad, vigilante, y un rottweiler que lleva dos días sin comer". Pese a ello, entro. Una señora de abrigo de pieles está en la frutería comprando pera conferencia a cobro revertido.
Les cuento todo esto, cuando vemos entrar a Pepe Viyuela. Actúa en una obra de teatro en el Filarmónica; viene solo, con un libro bajo el brazo. Viyuela es un actor conocido, con la popularidad que dan las series de televisión ("Aída"). Quizá la tele te da fama, y el teatro prestigio. En todo caso, estoy de acuerdo con el gran Jaume Perich: "El cine es la fábrica de sueños, y la televisión de sueño". El libro que está leyendo (soy un fisgón de las lecturas ajenas) es "Las correcciones" de Jonathan Franzen. Compruebo con satisfacción que la gente le permite comer tranquilamente, sin incordiarlo. Cuando al final se va a marchar, entonces algunos le piden autógrafos y sacan fotos con él. Se muestra de una cordialidad encantadora. Escucho a alguien elogiar la humanidad de sus papeles. "Ser buena persona es muy importante. ¡Qué digo muy importante: es lo único importante!", dice Pepe.
Por la tarde, fui al Filarmónica.
P.D. Recomendación de hoy: "Trenes perdidos", del grupo "Los Secretos"