martes, 29 de junio de 2010

Maestro Llach


La música, la lectura y el cine forman una trinidad cultural y laica sin las que no podría sobrevivir. Poco antes de padecer el lamentable servicio militar -algo que a los jóvenes, afortunadamente, les sonará a chino- tuve la suerte de conocer la existencia de un músico catalán llamado Lluís Llach. Por aquellos tiempos, el simple hecho de cantar en tu lengua materna era motivo de prohibiciones, persecución y, como en el caso de este cantautor, frecuentes exilios. Salidas obligatorias de un país que, en el fondo, eran certificados de buena conducta (algo así como los vituperios del Vaticano respecto a Saramago). De aquella época en la que manejé un fusil y una ametralladora - una imagen simétrica a la del Papa con una pala y una carretilla-, es el disco de Llach "Campanades a morts", inspirado en el asesinato de unos obreros, reunidos en una iglesia de Vitoria, a manos de la policia; un asesinato, por cierto, todavía no resuelto en esta mascarada de democracia que habitamos.
La música siempre me ha llegado por canales irracionales, fuera de circuitos lógicos, de ahí su gran capacidad para transmitirme sensaciones, emociones, potenciar estados de ánimo, mitigar tristezas, exacerbar euforias, con una sutilidad para llegar a lo más recóndito de nuestro interior que difícilmente logran otras disciplinas artísticas. De ahí que lo que más valoro cuando oigo un disco es lo puramente musical, por encima de las letras de las canciones. En el caso de Llach, encontré una gran sensibilidad, apoyada en una voz plena de fuerza y matices, que tan pronto susurraba ternuras como rugía huracanada, con una gran base musical y una actitud ética irreprochable; un músico capaz de entonar pegadizos himnos antifranquistas tanto como melodías de inspirado lirismo.
De sus primeros años es esta preciosa canción de amor (como afortunadamente no la voy a tararear, pongo la letra):


QUE TENGAMOS SUERTE
(QUE TINGUEM SORT)

Si me dices adiós
quiero que el día sea limpio y claro,
que ningún pájaro
rompa la armonía de su canto.

Que tengas suerte
y que encuentres
lo que te ha faltado en mí.

Si me dices te quiero
que el sol haga el día mucho más largo,
y así robar
tiempo al tiempo de un reloj parado.

Que tengamos suerte,
que encontremos
todo lo que nos faltó ayer.

Que mañana faltará el fruto de cada paso
para ganar lo que todos hemos
esperado estos años.
Cada paso nos acerca más al mañana
y por esto a pesar de la niebla, hay que andar.

Si vienes conmigo
no pidas un camino llano
ni estrellas de plata
ni una mañana llena de promesas,
solamente
un poco de suerte
y que la vida nos dé un camino
bien largo.

Es bien sabido que los catalanes son los habitantes del Estado Español más vilipendiados: avaros, separatistas, egoístas, instigadores del asesinato de Kennedy...incluso desde autonomías como la nuestra, en la que el grandonismo nos lleva a afirmar que "España ye Asturias, y lo demás tierra conquistada". A partir de un nacionalismo centralista, que quiere negar todas las ricas diversidades - aunque, eso sí, idolatrando un país tan federalista como EE.UU.- se llega al absurdo de censurar que un catalán hable la lengua catalana en Cataluña. De los primeros tiempos es esta otra canción:


VENIMOS DEL NORTE, VENIMOS DEL SUR...
(VENIM DEL NORD, VENIM DEL SUD...)

Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
y no creemos en fronteras
si un compañero está detrás
con sus dos manos abiertas
a una mañana liberado.
Y caminamos para poder ser
y queremos ser para caminar.

Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
y no nos conduce ninguna bandera
que no se llame libertad,
la libertad de vida plena
que es libertad para los míos.
Y queremos ser para caminar
y caminar para poder ser.

Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
y no sabemos himnos triunfales
ni marcar el paso con el vencedor,
que si el combate es sangriento
nos avergonzaremos de la sangre vertida.
Y queremos ser para caminar
y caminar para poder ser.

Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
serán inútiles las cadenas
de un poder siempre esclavizante
porque es la vida misma
la que nos obliga a dar cada paso.
Y caminamos para poder ser
y queremos ser para caminar.

Finalmente, una obra maestra absoluta: "Viatge a Itaca", basada en un poema de Constantino Kavafis. La re-evolución personal como motor de vida. La letra de la primera parte es de Kavafis, la segunda y tercera de Llach:




ITACA


I
Cuando salgas para hacer el viaje hacia Itaca
has de rogar que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimiento.
Has de rogar que sea largo el camino,
que sean muchas las madrugadas
en las que entres en un puerto que tus ojos ignoraban,
que vayas a ciudades a aprender de los que saben.
Ten siempre en el corazón la idea de Itaca.

Has de llegar a ella, es tu destino
pero no fuerces nada la travesía.
Es preferible que dure muchos años
que seas viejo cuando fondees en la isla
rico de todo lo que habrás ganado haciendo el camino
sin esperar a que dé más riquezas
Itaca te ha dado el bello viaje
sin ella no habrías salido.
Y si la encuentras pobre, no es que Itaca
te haya engañado.
Sabio como muy bien te has hecho
sabrás lo que significan las Itacas.

II

Más lejos, tenéis que ir más lejos
de los árboles caídos que os aprisionan.
Y cuando lo hayáis conseguido
tened bien presente no deteneros.

Más lejos, siempre id más lejos,
más lejos del presente que ahora os encadena.
Y cuando estéis liberados
volved a emprender nuevos pasos.

Más lejos, siempre mucho más lejos,
más lejos del mañana que ya se acerca.
Y cuando creáis que habéis llegado,
sabed encontrar nuevas sendas.

III

Buen viaje para los guerreros
que a su pueblo son fieles
favorezca el Dios de los vientos
el velamen de su barco
y a pesar de su viejo combate
tengan placer de los cuerpos más amantes,

Llenen redes de queridos luceros
llenos de aventuras, llenos de conocimiento.
Buen viaje para los guerreros
si a su pueblo son fieles
y a pesar de su viejo combate
el amor llene su cuerpo generoso
encuentren los caminos de viejos anhelos
llenos de aventuras, llenos de conocimiento.

lunes, 21 de junio de 2010

José Saramago




"El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir": así comenzaba su discurso de recepción del Nobel el escritor portugués José Saramago, refiriéndose a su abuelo. De familia humilde, hijo de campesinos, su sencillez y profunda humanidad se nos mostraba como una especie de "anti-Cela"; el reconocimiento de la academia sueca le sirvió de amplificador para sus ideas siempre comprometidas con las causas de los más desfavorecidos.



Entre sus libros están "El Evangelio según Jesucristo", una obra en la que humaniza la figura de Jesús, y que sufrió la censura del gobierno de su propio país, vetándola en un certamen europeo, lo que desencadenó el exilio de Saramago llevándolo a vivir a Lanzarote; "Ensayo sobre la ceguera", "Todos los nombres" y " El hombre duplicado" -una especie de trilogía casual- sobre el problema de identidad en el ser humano, de tintes kafkianos (un escritor, Kafka, por el que el escritor portugués sentía devoción), "Alzado del suelo", crónica de revueltas campesinas en el Alentejo, "La caverna", en la que incide en la despersonalización del individuo con una historia de artesanos y megacentro comercial, " El año de la muerte de Ricardo Reis", sobre el gran escritor portugués Fernando Pessoa, "La balsa de piedra", "El viaje del elefante", "Caín"...



La mayoría de su obra es de lectura laboriosa, en cuanto a la forma y al fondo: los temas buscan la reflexión del lector y suelen resultar inquietantes y perturbadores; en cuanto a la forma, solía huir de la puntuación y de las letras mayúsculas, lo que en ocasiones puede resultar fatigoso. En definitiva, reclama una lectura atenta y creativa, de diálogo autor- lector, que remueve interiores. De profundas convicciones políticas, solía comentar que "si las circunstancias forman al ser humano, consigamos que las circunstancias sean lo más humanas posibles". Suyo es también el comentario: "¡Qué cantidad de pobres tiene que haber para hacer un rico!".



Compañero desde hacía muchos años de la periodista andaluza Pilar del Río, que ejercía la labor de traductora de sus libros, con su fallecimiento no sólo desaparece un gran escritor, sino una persona honesta y coherente, de las que tan necesitados estamos.



Para iniciarse en su lectura, yo recomendaría el libro "Memorial del convento", una preciosa historia de amor: ambientado en la época medieval, con la Inquisición de por medio, nos presenta la construcción de un convento y el protagonismo del ser humano humilde y sus duras condiciones de vida, una constante en la narrativa de este escritor que recibió como penúltimo elogio el vituperio del Vaticano.