viernes, 27 de mayo de 2011

Que bombardeen





No me queda más remedio que volver a referirme a los "indignados" que, con tanta dignidad y civismo, acampan estos días en las plazas de este triste país. La policía, en Madrid y Barcelona, los ha desalojado a hostias (no es la primera vez). Espero que Occidente y su brazo armado la OTAN , tan sensible con los anhelos democráticos de algunos países, tome nota de la situación y, consciente de esta zafia represión de tan elemental libertad de expresión, proceda a bombardear. A poder ser, que diferencie bien entre los indignados y los indignos. La situación no superaría las cotas de surrealismo alcanzadas cuando alguno de nuestros soldados cae bajo el disparo de armas españolas, previamente vendidas al malo de la película (que en anteriores films era el bueno).

P.D.: ¿Qué dirían nuestros muy democráticos e independientes medios de comunicación si las imágenes del apaleamiento perteneciesen a ciertos países que todos conocemos ?


P.D. 2: Rouco Varela dice que los acampados tienen confusión en sus almas: según su tesis, Cristo debía de tener un follón tremendo. La opinión de Rouco y otros de su mismo pelaje es un certificado de buena conducta para estas personas.

jueves, 26 de mayo de 2011

La promiscuidad de las ballenas

En el periódico "El País" sale un reportaje con este sugestivo título: " La promiscuidad de las ballenas". Es perfecto para una obra literaria. En la 2 de televisión, sería un documental de National Geographic; en Telecinco, un programa acerca de los devaneos sexuales de unas señoras entradas en carnes.
Leo sobre estos cetáceos (las ballenas): "Su proceso reproductivo ejemplifica su compleja organización social y revela algunos datos sorprendentes, como que algunos machos cortejan con serenatas a las hembras". Me pregunto si para ello se servirán de la tuna, es decir, de la mujer del atún.
No me agrada la deriva en la línea editorial de "El País" - para mí, demasiado "a la diestra de Dios padre"; de muchos de los otros, para qué hablar-, pero lo visito a diario buscando, además de las noticias, ciertos articulistas (Millás, M. Vicent, Manuel Rivas, Enric González, Carlos Boyero, Jacinto Antón, etc...), algunos reportajes que me interesen, ciertos blogs y las viñetas del día. Entre éstas, nunca me pierdo a Forges y El Roto. Andrés Rábago, "El Roto", es un genio con una lucidez demoledora. Alguna de sus perlas: "No importa quien gobierne, con tal de que obedezca al que manda"; "Podían elegir cara A o cara B, pero el disco era el mismo". Veo en la viñeta de hoy : " ¡A la puta calle", nos dijeron, y eso hicimos" (sobre las acampadas de los "indignados").
En el fondo - del mar-, los que se manifiestan estos días en las plazas de España devienen en una especie de ballenas urbanas: como ellas, lentos (¡cuánto han tardado en aparecer, con la que está cayendo!), grandes, en peligro de extinción, enojosos para otros animales- las gaviotas observan desde lo alto en un gesto cargado de fastidio y preocupación-, su estado natural es la mojadura permanente.
"Entusiasmado", nos dice Eduardo Galeano, significaba para los griegos "aquel que está poseído por los dioses". Resulta lógico el entusiasmo que encontramos en estas ballenas, sea en forma de promiscuidad o de activismo cívico.
Que los dioses que los ocupan les procuren larga vida.

viernes, 20 de mayo de 2011

Primavera






Stéphane Hessel es un joven francés de noventa y tres años, con una vida digna de ser llevada a la gran pantalla: permanente defensor de las causas perdidas, luchador infatigable, fue participante en la Resistencia francesa y superviviente a los campos de concentración. Actualmente, es la única persona con vida de aquellas que en 1948 elaboraron la Declaración de los Derechos Humanos. Este hombre admirable es el autor de un pequeño libro titulado " ¡Indignaos!" que en Francia lleva vendidos más de millón y medio de ejemplares, una cifra que aquí habría que reservar para best-sellers tipo "Código Da Vinci", Stieg Larsson, las memorias de Belén Esteban o los apuntes de clase del psicoanalista de Mourinho. En la edición española está prologado por José Luis Sampedro, otro sabio venerable de noventa y pico de años.

Pues bien, el título del libro ha servido como seña identificativa- "indignados"- de esa multitud de jóvenes y no tan jóvenes (aunque sí de espíritu) que estos días se dedican a acampar pacíficamente en muchas capitales españolas, hartos de una realidad obscena (recordemos que "obsceno" era, para los griegos, aquello tan grosero que no debería salir en escena), de unas reglas del juego con sabor a estafa, de dados trucados en los que el bipartidismo - dos partidos y una misma política- se sirve, en beneficio propio, de una ley electoral indecente; en definitiva, de unos políticos que alimentándose de votos humildes cenan a diario en la mesa del poderoso.





Estas manifestaciones, tranquilas, cívicas y responsables, son una denuncia contundente de una realidad sociopolítica bochornosa, y su carácter de inesperadas ha cogido en fuera de juego a los actores políticos, que no saben muy bien hacia dónde mirar ni qué música tararear, excepto la facción megaultrafacha, que como siempre ve en estos actos una conspiración de los sindicatos, Rubalcaba, el parque de bomberos, los catalanes, y el FMI (Frente de Mendigos Independientes).





En el París del 68, la pareja de hecho obrero-estudiante devino en ventilador de una realidad arcaica, cuestionando un rancio sistema de valores. Cuarenta y tres años después, otro mayo nos ofrece motivos para la esperanza, con estas personas justamente cabreadas ("indignadas") cansadas de ser actores involuntarios de una película chabacana, en la que el director hurta su presencia tras la cámara, utilizando a unas marionetas a las que llamamos "políticos".





Que continúe la fiesta.