jueves, 23 de diciembre de 2010
Final de trayecto
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Poesía necesaria
Desafortunadamente, cierta poesía hermética, ininteligible, que parece necesitar códigos secretos para ser interpretada, ha conseguido alejar a muchos lectores potenciales dirigiéndolos a otras lecturas más accesibles.
Ahí van dos ejemplos de una estupenda poesía que huye de la retórica vacía: el catalán Joan Margarit, y la joven gaditana Raquel Lanseros.
Tienes la misma edad que yo tenía
cuando empezaba a soñar en encontrarte.
No sabía aún, igual que tú
no lo has aprendido aún, que algún día
el amor es esta arma cargada
de soledad y de melancolía
que ahora te está apuntando desde mis ojos.
Tú eres la muchacha que yo estuve buscando
durante tanto tiempo cuando aún no existías.
Y yo soy aquel hombre hacia el cual
querrás un día dirigir tus pasos.
Pero estaré entonces tan lejos de tí
como ahora tú de mí en este semáforo.
Joan Margarit
BEATRIZ ORIETA
Maestra nacional
(1919-1945)
Los niños corren y saltan a la comba.
Beatriz Orieta pasea junto a Dante
sorteando los pupitres
[en medio del camino de la vida...]
Tiene litros de frío mojándole la espalda.
Apenas pueden nada contra él
los míseros tizones del brasero oxidado.
Entran al aula los gritos infantiles,
huelen a tos y a hambre.
Algunas veces,
Beatriz Orieta casi no contiene
las ganas de llorar
y mira las caritas sucias afanándose
en recordar las tildes de las palabras llanas.
Prosigue Dante todo el día musitando
en el oído de Beatriz Orieta
[...amor que mueve el sol y las estrellas].
Ella siente de veras
que otro mundo es posible
al lado de este mundo gris y parco.
Contra el lejano sol
del lejano crepúsculo
dos amantes se miran a los ojos.
Beatriz Orieta está
apoyada en su hombro.
Los álamos susurran las palabras de Dante.
Los amantes son túneles de luz
a través de la niebla.
Los besos puros son las amapolas
de un cuadro de Van Gogh.
Pasa el invierno lento como pasa un poema.
Pasan el frío andrajoso, la fiebre y el esputo
y toman posesión del blanco cuerpo
igual que las hormigas invadiendo
esas migas de pan abandonadas.
Sesenta años después, entre las ruinas verdes
leo un descanse en paz envejecido
sobre la tumba de Beatriz Orieta.
El silencio es de mármol.
El silencio
es la respuesta de todas las preguntas.
Unos metros más lejos, hace sólo dos años
yace también el hombre
que, apoyado en el hombro de Beatriz Orieta,
dibujó un corazón sobre un tiempo de hiel.
¿Qué más puedo decir?
Que la vida separa a los amantes
ya lo dijo Prévert.
Pero a veces la muerte
vuelve a acercar los labios
de los que un día se amaron.
Raquel Lanseros
martes, 23 de noviembre de 2010
Ruperta
Mensaje en una botella
jueves, 16 de septiembre de 2010
"El pisito"
martes, 27 de julio de 2010
La caída del imperio americano
martes, 29 de junio de 2010
Maestro Llach
La música, la lectura y el cine forman una trinidad cultural y laica sin las que no podría sobrevivir. Poco antes de padecer el lamentable servicio militar -algo que a los jóvenes, afortunadamente, les sonará a chino- tuve la suerte de conocer la existencia de un músico catalán llamado Lluís Llach. Por aquellos tiempos, el simple hecho de cantar en tu lengua materna era motivo de prohibiciones, persecución y, como en el caso de este cantautor, frecuentes exilios. Salidas obligatorias de un país que, en el fondo, eran certificados de buena conducta (algo así como los vituperios del Vaticano respecto a Saramago). De aquella época en la que manejé un fusil y una ametralladora - una imagen simétrica a la del Papa con una pala y una carretilla-, es el disco de Llach "Campanades a morts", inspirado en el asesinato de unos obreros, reunidos en una iglesia de Vitoria, a manos de la policia; un asesinato, por cierto, todavía no resuelto en esta mascarada de democracia que habitamos.
La música siempre me ha llegado por canales irracionales, fuera de circuitos lógicos, de ahí su gran capacidad para transmitirme sensaciones, emociones, potenciar estados de ánimo, mitigar tristezas, exacerbar euforias, con una sutilidad para llegar a lo más recóndito de nuestro interior que difícilmente logran otras disciplinas artísticas. De ahí que lo que más valoro cuando oigo un disco es lo puramente musical, por encima de las letras de las canciones. En el caso de Llach, encontré una gran sensibilidad, apoyada en una voz plena de fuerza y matices, que tan pronto susurraba ternuras como rugía huracanada, con una gran base musical y una actitud ética irreprochable; un músico capaz de entonar pegadizos himnos antifranquistas tanto como melodías de inspirado lirismo.
De sus primeros años es esta preciosa canción de amor (como afortunadamente no la voy a tararear, pongo la letra):
QUE TENGAMOS SUERTE
(QUE TINGUEM SORT)
Si me dices adiós
quiero que el día sea limpio y claro,
que ningún pájaro
rompa la armonía de su canto.
Que tengas suerte
y que encuentres
lo que te ha faltado en mí.
Si me dices te quiero
que el sol haga el día mucho más largo,
y así robar
tiempo al tiempo de un reloj parado.
Que tengamos suerte,
que encontremos
todo lo que nos faltó ayer.
Que mañana faltará el fruto de cada paso
para ganar lo que todos hemos
esperado estos años.
Cada paso nos acerca más al mañana
y por esto a pesar de la niebla, hay que andar.
Si vienes conmigo
no pidas un camino llano
ni estrellas de plata
ni una mañana llena de promesas,
solamente
un poco de suerte
y que la vida nos dé un camino
bien largo.
Es bien sabido que los catalanes son los habitantes del Estado Español más vilipendiados: avaros, separatistas, egoístas, instigadores del asesinato de Kennedy...incluso desde autonomías como la nuestra, en la que el grandonismo nos lleva a afirmar que "España ye Asturias, y lo demás tierra conquistada". A partir de un nacionalismo centralista, que quiere negar todas las ricas diversidades - aunque, eso sí, idolatrando un país tan federalista como EE.UU.- se llega al absurdo de censurar que un catalán hable la lengua catalana en Cataluña. De los primeros tiempos es esta otra canción:
VENIMOS DEL NORTE, VENIMOS DEL SUR...
(VENIM DEL NORD, VENIM DEL SUD...)
Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
y no creemos en fronteras
si un compañero está detrás
con sus dos manos abiertas
a una mañana liberado.
Y caminamos para poder ser
y queremos ser para caminar.
Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
y no nos conduce ninguna bandera
que no se llame libertad,
la libertad de vida plena
que es libertad para los míos.
Y queremos ser para caminar
y caminar para poder ser.
Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
y no sabemos himnos triunfales
ni marcar el paso con el vencedor,
que si el combate es sangriento
nos avergonzaremos de la sangre vertida.
Y queremos ser para caminar
y caminar para poder ser.
Venimos del norte
venimos del sur
de tierra adentro
de allende el mar
serán inútiles las cadenas
de un poder siempre esclavizante
porque es la vida misma
la que nos obliga a dar cada paso.
Y caminamos para poder ser
y queremos ser para caminar.
Finalmente, una obra maestra absoluta: "Viatge a Itaca", basada en un poema de Constantino Kavafis. La re-evolución personal como motor de vida. La letra de la primera parte es de Kavafis, la segunda y tercera de Llach:
Cuando salgas para hacer el viaje hacia Itaca
has de rogar que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimiento.
Has de rogar que sea largo el camino,
que sean muchas las madrugadas
en las que entres en un puerto que tus ojos ignoraban,
que vayas a ciudades a aprender de los que saben.
Ten siempre en el corazón la idea de Itaca.
Has de llegar a ella, es tu destino
pero no fuerces nada la travesía.
Es preferible que dure muchos años
que seas viejo cuando fondees en la isla
rico de todo lo que habrás ganado haciendo el camino
sin esperar a que dé más riquezas
Itaca te ha dado el bello viaje
sin ella no habrías salido.
Y si la encuentras pobre, no es que Itaca
te haya engañado.
Sabio como muy bien te has hecho
sabrás lo que significan las Itacas.
II
Más lejos, tenéis que ir más lejos
de los árboles caídos que os aprisionan.
Y cuando lo hayáis conseguido
tened bien presente no deteneros.
Más lejos, siempre id más lejos,
más lejos del presente que ahora os encadena.
Y cuando estéis liberados
volved a emprender nuevos pasos.
Más lejos, siempre mucho más lejos,
más lejos del mañana que ya se acerca.
Y cuando creáis que habéis llegado,
sabed encontrar nuevas sendas.
III
Buen viaje para los guerreros
que a su pueblo son fieles
favorezca el Dios de los vientos
el velamen de su barco
y a pesar de su viejo combate
tengan placer de los cuerpos más amantes,
Llenen redes de queridos luceros
llenos de aventuras, llenos de conocimiento.
Buen viaje para los guerreros
si a su pueblo son fieles
y a pesar de su viejo combate
el amor llene su cuerpo generoso
encuentren los caminos de viejos anhelos
llenos de aventuras, llenos de conocimiento.
lunes, 21 de junio de 2010
José Saramago
viernes, 28 de mayo de 2010
La abuela Esther
martes, 18 de mayo de 2010
Día de Internet
Recordaba esto el domingo pasado mientras celebrábamos el Día de Internet con un recorrido de unos ocho kilómetros por unos paisajes preciosos, mediante el uso del GPS, con paradas estratégicas, adivinanzas para todos (incluídos los más "peques") ... en una actividad conocida como "geocaching" (sí, lo juro). Un trayecto en el que se practicó con estilo el arte de compartir, derribando muros y creando puentes, en el que las diferencias de edad se difuminaban a golpes de generosidad y de respeto. Se trataba de encontrar un tesoro -aunque teníamos claro que el tesoro ya nos acompañaba desde que comenzamos la ascensión-, con un grupo de personas que confirmaban la metáfora de Eduardo Galeano respecto a los patos (unas veces van unos delante, luego otros, y todos son importantes).
El camino, que eventualmente nos distanciaba, reforzaba nuestras coincidencias. Complicidad, simpatía, colaborar en vez de competir: nada nuevo pero, por obvio, muy a menudo olvidado.
Ya estamos deseando repetir la experiencia; esperemos que el sol vuelva a visitarnos (aunque no se pueda vivir sin paraguas).
lunes, 17 de mayo de 2010
13.266.126,12
Machismo, homofobia, reaccionarismo, tibieza en la condena de la pederastia interna, riqueza escandalosa, son algunas de las lindezas de esta institución, que convoca la resignación en los excluídos durante su estancia en el más acá con la promesa de ser premiados en un más allá incierto.
Una secta que al triunfar pretende convertirse en guardián de todas las esencias y vigilante estricto de la moral privada, con una biografía lamentable de imposición de dogmas y vergonzoso compadreo con el poder por más siniestro que éste sea.
Su delirante pretensión de tener línea exclusiva (supongo que a cobro revertido) con el Todopoderoso - no me refiero a Florentino Pérez- y de ejercer su representación en la Tierra es un disparate análogo a otorgar el puesto de Directora de la Biblioteca Nacional a Belén Esteban.
Curiosamente, no hay noticia de que el gobierno piense reducir el déficit mediante ajuste alguno en este apartado. Salarios, pensiones, cultura, sanidad, el llamado estado de bienestar se va al garete antes que tocar los privilegios de este grupo que hace de las cuestiones espirituales una inversión en Bolsa.
viernes, 14 de mayo de 2010
"Couldina"
-"¿El Mundo, La Razón, ABC...?"
-"¡Qué ganas tienes de comedia! ¡Anda, dame La Voz de Asturias!"
-"¿Qué tal de prejubilao? ¿No te aburres?"
-"¡Qué va! Teniendo aficiones, imaginación... Por ejemplo, ahora mismo cojo el periódico y me voy a leerlo a un banco del parque"
-"Bueno. ¿Y mañana?"
-"Imaginación: cojo el periódico y lo leo en otro banco distinto".
-"¿Ya recuperaste de la gripe?"
-"Claro. De eso hace ya tres meses. Por cierto, gracias a la "Couldina" que me pasaste".
-"Siempre me pregunto por qué, teniendo al lado de casa un quiosco de prensa, te desplazas tan lejos para comprar el periódico"
-"Recomendación médica"
-"¿Caminar?"
-"No, verte a diario"
-"Eres un caso"
-"Y estoy en el ocaso. ¡Hasta mañana!"
-"¡Hasta mañana!"
Dos horas más tarde, un grupo de jubilados percibió a un hombre tendido en un banco del parque. Cuando se presentó el médico, sólo pudo certificar su fallecimiento. En los bolsillos llevaba, junto a la cartera y el carnet de socio del Sporting de Gijón, un tubo vacío de "Couldina".
miércoles, 12 de mayo de 2010
Kafka y la muñeca viajera
Los libros de Kafka han sido siempre objeto de múltiples interpretaciones: autor que reflexiona sobre la alienación del ser humano, analista de los entresijos del poder, existencialista....Seguramente la escritura del checo es todas estas cosas y otras más; la anécdota del parque da un toque de ternura a la imagen pública del creador de una obra tan influyente como inquietante.
Para terminar, las recomendaciones del día, para mis lectores de allende el Pacífico: un libro, "El proceso", de Kafka: el individuo, en manos del absurdo poder arbitrario; una música, la canción "River of tears" (qué se va a hacer, uno es genéticamente melancólico) del gran Eric Clapton; finalmente, una película: "Tiempos modernos", una obra genial de un genio, Charles Chaplin: humor, ternura, reflexión, análisis del presente y anticipación del futuro, sensibilidad con mayúsculas, el ser humano cono referencia constante... en definitiva, el no va más. Debería ser de visión obligada en las escuelas.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Desencuentros
Los mecanismos íntimos que nos hacen reaccionar de una u otra manera siguen siendo, pese a todos los avances científicos y tecnológicos, un misterio. Leo en el último libro de la biblioteca pública, "La bailarina y el inglés" de Emilio Calderón - finalista del Planeta y, sin embargo, un libro estimable- este proverbio: "La familiaridad produce deprecio". Es, naturalmente, inglés: el carácter adusto, la moderación expresiva, el trato distanciado, los sentimientos hibernados u ocultos bajo el ropaje de las formas correctas, son signos prototípicos del anglosajón. No causa por lo tanto sorpresa este aforismo cargado de misantropía.
Aun en las antípodas de esa forma de existir, los latinos decimos más o menos lo mismo: "La confianza da asco". ¿Qué hace al ser humano embestir a lo cercano, incluso a lo cálido y amable, y poner un manto de rosas al paso de lo distante? Ni idea.
Los neurofisiólogos nos hablarían de sinapsis, enzimas, hormonas; los psicoanalistas teorizarían sobre infancias, traumas, vacíos existenciales; los sociólogos, dirigirían su mirada al entorno vital y sus circunstancias. Si bajamos a un terreno menos intrincado, un preparador físico nos dirá que todo estímulo demasiado frecuente o que no varía su complejidad , al cabo de cierto tiempo no produce una respuesta (no entrena ) en el entrenado. Quizá sea este último y humilde punto de vista el que más se acerque a la realidad: finalmente, depreciamos (no valoramos) lo que tenemos demasiado visto. El gran Marx (Groucho) parecía saberlo muy bien cuando, en una de sus frases memorables, avisó a la excelente Margaret Dumont de que iba a azotarla con el abanico de su indiferencia.
Afortunadamente, existen también - y mucho- relaciones de amistad (ese amor no posesivo) en las que el cariño convive en buena armonía con el respeto y la admiración. Pasa uno varios días sin ver a esa gente y nos falta todo.
Finalmente, mis recomendaciones de hoy para los que me leen allende los Pirineos: una música, la melodía de la película "Somewhere in time", envolvente como todas las del gran John Barry. Un libro, "La peste" del excelente Albert Camus, que incluso podemos leer como metáfora de lo que está cayendo. Por último, una película: "Dersu Uzala", de Akira Kurosawa; una preciosa historia de amistad entre un cazador de la taiga siberiana y un topógrafo militar.
martes, 4 de mayo de 2010
En la playa
- "¿Puedo...?"
- "¡Claro! ¡La playa no es mía!"
"Miles de personas y me voy a poner al lado de la más borde ", pensó él. Extendiendo la toalla, contempló el paisaje: sombrillas, niños, tumbonas, barrigas cerveceras; unas chicas en top-less centraban la atención de un grupo de jubilados, acodados en la barandilla del paseo.
- "¿Vienes a menudo?" ( nada más decirlo, se arrepintió de usar algo tan trillado).
- "A diario, mientras que pueda leer", contestó ella, sin despegar la vista del libro.
A lo lejos, un velero navegaba perezoso bajo la entrometida mirada de una bandada de gaviotas. Por unos momentos, el muchacho quiso ser gaviota, quiso ser velero, incluso quiso no ser. Un cansancio venido de muy dentro lo desolaba. Pensó en la metáfora social de Eduardo Galeano sobre los patos: vuelan en V, todos tienen su momento de ir delante, todos tienen su momento de ir detrás, todos son importantes.
-"Perdona". La chica había cerrado el libro, dejándolo a un lado.
-"¿Sí?"
-"Discúlpame, estoy pasando una mala racha"
-"No te preocupes, sé lo que es eso"
-"Mis viejos se separaron el mes pasado, y ayer lo dejamos Rafa y yo"
-"Rafa... ¿tu novio?"
-"¡ No, Rafa Nadal! ¡Pues claro que mi novio!"
-"Las relaciones de pareja no son fáciles"
-"Eso mismo me dijo mi madre. Al menos ellos duraron 19 años..."
-"Yo lo tengo más difícil", dijo incorporándose. "¡A veces me dan ganas de tirar la toalla...!" exclamó cogiéndola por una esquina y sonriendo.
-"Pues cualquier chica podría enamorarse de tí"
-"Ya tengo pareja" dijo el chico con timidez. "Me voy; que tengas suerte", indicó.
-"Espera; me llamo Ana, ¿y tú?"
-"Yo, Pablo"
-"¿Y tu pareja?"
-"Se llama Jorge", dijo mientras comenzaba a alejarse.
En tres zancadas, Ana alcanzó a Pablo y le besó : un beso hecho con los restos de un naufragio de dos almas gemelas, solas en un mar de soledades, en la era de Internet.
lunes, 3 de mayo de 2010
La música del azar
El muchacho pedalea, obsesivo y febril. Aún recuerda aquella tarde en la que, buscando el río, el sonido de una melodía de amores contrariados ("ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo..") le llevó a la casa y se encontró navegando en unos ojos de luz y lejanías.
Entre tanto, frente al espejo, ella examina su aspecto, complacida. Entonces el ruido de la bicicleta la empuja hacia el porche, toma un libro y, sentándose de cualquier manera, improvisa la actitud de la lectura.
Con gesto ensayado, desenvuelto, el joven salta de la bici, cogiendo la cesta; sus ojos buscan el rostro que es el centro de su vida, los rasgos que dan sentido a su existencia, la imagen que habita siempre en su cabeza. Escondiendo todo eso, hay un libro en el que adivina un título, "Invisible", y su autor, Paul Auster.
- Cambio truchas por sonrisa.
- ¡Ah, qué sorpresa! No tenías que molestarte.
- No es molestia. Hoy cogí un montón. Por cierto, Paul Auster es uno de mis favoritos.
- ¿Te gusta?
- Sobre todo, "La música del azar". Es mi preferido.
Y, abriendo la cesta, le entrega una bolsa:
- Toma, hoy se dio bien el día.
- ¡Muchas gracias!
- ¡Hasta pronto!
Se mantiene en el porche hasta que la imagen del muchacho desaparece en la distancia; después abre la bolsa examinando, minuciosa, su interior. Con una sonrisa en su semblante, despega una pequeña tira de papel: "Pescados Eladio. 1.800 grs. 9 euros".
En un cajón del armario encuentra la caja de "Mermeladas La Fama"; allí guarda el ticket, junto a los otros, comprobando que el kilo de amor ha subido 70 céntimos en la última semana.
jueves, 29 de abril de 2010
Despedidas
El otro día vi en televisión, por azar, una película japonesa titulada "Despedidas", del director Yogiro Takita (más o menos). Es un film distinto, que se llevó hace pocos años el oscar a la mejor película extranjera. Cuenta la historia de un violonchelista de una orquesta que se acaba de disolver, que consigue un trabajo de embalsamador - con el disgusto inicial de su esposa- y se consagra a ello con delicadeza y entrega, logrando impregnar luminosidad en cuerpos ajados, y dignidad a lo que fueron vidas grisáceas y tortuosas. Es un tipo de cine poco visto (por desgracia), alejado del palomitismo y la coca-cola. Cine que revuelve interiores y expresa mucho con lo mínimo. De miradas y no de alaridos (éstos van por dentro). En definitiva, de ese orientalismo cuidadoso del detalle, respetuoso con la liturgia del ceremonial, de silencios que hablan y no de voceríos que aturden. Y en él aprendemos que la batalla más épica es la que nos ganamos a nosotros mismos.
Curiosamente, el director de esta película llevaba una amplia trayectoria dedicada al cine porno, lo cual seguramente daría para un sabroso comentario del mordaz Woody Allen, quien decía en una de sus obras ante la espectacular Charlize Theron: "Haz conmigo lo que quieras, pero prométeme que cuando llegue el embalsamador no me quite la sonrisa de la cara".
Finalmente, tres recomendaciones (para mis múltiples lectores de allende el Atlántico): una música, la canción "Dear Old Friend" de Patty Griffin dedicada a las víctimas del huracán Katrina en Nueva Orleans - está en youtube.com con unas imágenes impactantes-; un libro, los "Cuentos esenciales" de Guy de Maupassant - hay edición de bolsillo a 12,95 euros- que incluye, por supuesto, el magistral "Bola de sebo"; finalmente, una película, "El secreto de sus ojos" que contiene, como casi todas las grandes obras , una estupenda historia de amor. Bueno, en este caso, dos.
jueves, 8 de abril de 2010
Raros magníficos
Hay un mundo real, el que no sale en la tele, gente que alienta frente a la desazón, que se incorpora cuando parece que la esperanza tiene orden de alejamiento; el mundo de los que no parecen sino que son. Algunos de ellos tengo la suerte de tenerlos como amigos. Saben lo que pienso de ellos, pero, sobre todo, saben lo que siento por ellos.
El nivel de masoquismo que evidencian al soportarme es algo que paso por alto.
Son mi familia.
martes, 2 de marzo de 2010
Refugio
"La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta" G. K. Chesterton.
Mientras finalizo esta entrada, escucho a Patty Griffin, una cantante a la que acabo de descubrir: "Dear Old Friend", dedicada a las víctimas del huracán Katrina. A mis queridos viejos amigos se unen otros nuevos, viviendo en parcelas no urbanizables de mi corazón, adonde no llega la especulación urbanística: gente admirable e imprescindible para protegerse de los devastadores huracanes del alma.
lunes, 1 de marzo de 2010
Monadas
martes, 23 de febrero de 2010
Fontaneros
Para el viaje, llevo dos gratas compañías: el libro "Memorias de Adriano", de Marguerite Yourcenar, y la música del cantautor cubano Silvio Rodríguez. De ambos pienso poner algo al final de esta entrada, en un intento de embellecer de algún modo este día "delcorteinglés".
A la llegada a Oviedo me recibe un sol de invierno, tímido y escurridizo, como esas apariciones que uno acoge con alborozo pero que, distantes, refulgen sin calentar. La calle de Uría, espaciosa y altiva, me lleva hasta el mercado en una especie de tránsito de lujo hacia arrabales más humildes y confortables. La plaza del Fontán, remodelada - no sé si con buen sentido o con poco respeto- continúa siendo una zona sumamente acogedora, aun para los nostálgicos lectores de "Tigre Juan" de Pérez de Ayala.
El batiburrillo propio del mercado difumina regocijos y pesadumbres, llevándonos de la mano a un perezoso deambular que, inconscientemente, persigue encontrar algo sin haberlo buscado, como tantas veces sucede en nuestra vida.
En el primer puesto de libros me encuentro con "Adiós a todo eso", de Robert Graves. La temprana autobiografía de un gran escritor a quien se suele relacionar con "Yo Claudio", pero que es mucho más: autor de un montón de libros entretenidísimos sobre mitología clásica, históricos, relatos cortos, poemas..., situó su residencia en Deià (Mallorca), tras la primera guerra mundial y un matrimonio fallido - quizá también podríamos decir tras un matrimonio que fue una guerra, y un mundo fallido - .
Con el libro en el bolsillo, avanzo unos metros para toparme de bruces con la célebre escultura dedicada a las vendedoras; un amanecido iluminado, maltrecho de todas las acometidas de la noche, le regatea precios con la disciplina de un turista en el bazar de Estambul. El surrealismo al lado de un puesto de berzas.
Casa Ramón es un lugar todo lo castizo que reclama su entorno; mientras que reposto allí, oigo gritos acalorados denunciando desde un puesto a una señora emperifollada que pretendía huir con las gafas que decía probarse. Crisis de decencia, gafas posmodernas para gente que no sabe mirar, salvo para hacerlo hacia su ombligo.
En tanto me dirijo al Campillín, que los domingos funciona como prolongación natural del Fontán, un travieso San Valentín me susurra al oído que - Corporación Dermostética al margen- la gente no debería de quererse porque se necesite, sino necesitarse porque se quiera. "Tenía que haberlo pedido con Casera", se me ocurre.
Allí encuentro los objetos más inesperados, envueltos en un concierto de voces discordantes que alaban una mercancía de venta imposible en muchas ocasiones. Todo un arte se desparrama, elogiando artículos de calidad más que dudosa; virtuosos de la charlatanería rivalizan cruzando palabras como espadas en el aire. "No se trata de huir de la soledad - tan fértil, por otro lado-, sino de sentir juntos, mirando en la misma dirección", vuelve a la carga Valen, que se ha puesto cursi. Adelantamos a una pareja de ancianos que, cogidos de la mano, comparten cariños y añoranzas: desarmado en su palabrería, el pelma del santoral desaparece como por arte de brujería. "Pelea feroz contra la rutina, y un pequeño San Valentín cada día", me digo, como si fuese un cardiólogo recetando a sus pacientes enamorados , un acomodador de una sala de cine que mira la película desde la distancia.
Las grandes composiciones suelen brotar de la desdicha, del desamor, del dolor humano en general. De un corazón devastado puede salir arte, de uno satisfecho sólo podemos esperar artificio. Como ejemplo, la letra de una canción de Silvio Rodríguez, sobre un amor imposible:
Lo de M. Yourcenar quedará para otro día, si es posible. Termino esta entrada en el blog con cierto tinte melancólico escuchando al maravilloso Neil Young y su canción "Such a woman": la fragilidad del corazón expuesta con una eficacia que nunca alcanzarán mis torpes palabras.(Está en Youtube).
jueves, 18 de febrero de 2010
¿Quién es ese hombre?
Hagamos un sucinto resumen del personaje: artículos de tinte falangista contra la Constitución y el Estado de las Autonomías en sus años de mocedad, para calentar motores. Diálogo político con el grupo ETA ( calificando a éste de Movimiento de Liberación de la Nación Vasca), y escándalo hipócrita cuando los demás hacen lo mismo. Austeridad oficial de boquilla y bodas imperiales en el Escorial. Colegueo con el otro unineuronal norteamericano (George Bush junior) a cuenta de miles de cadáveres de inocentes que viven en un país con el pecado de tener petróleo. Utilización sin escrúpulos de víctimas del terrorismo con intenciones electorales. Mentiras ("tienen armas de destrucción masiva", "la responsabilidad del atentado es de ETA, que me lo dijo el primo de Mariano que es científico"), alardes chulescos (nadie puede decirle a Él las copas que puede tomar antes de conducir un coche), desprecios y groserías varias (como introducirle un boli por el escote a una periodista); la boca llena con la palabra "democracia" para acto seguido "elegir a dedo" a su sucesor (por supuesto, el más servil ante sus estupideces)...
En una de las películas de sus primeros años como director, Woody Allen crea un personaje - "Zelig"- que poseía la particularidad de identificarse con el interlocutor que tenía delante, de forma desmesurada, en un intento permanente de agradar (la falta de personalidad es lo que tiene). O sea que si hablaba con un negro se convertía en negro, y le salía una larga barba si lo hacía con un ortodoxo judío. Esta es también una característica del personajillo a quien me estoy refiriendo : "!Estamos trabajando en ello!" vomitó pretendiendo inyectarle a esa chorrada un acento tejano. Naturalmente, los mediocres ejercitan "el síndrome Zelig" con los poderosos; con los vulnerables, débiles, golpeados por la vida, perdedores en general...todo lo contrario: !a la hoguera con ellos!: "Había un problema y se solucionó" fue su piadoso comentario cuando unos mendigos extranjeros fueron drogados e introducidos en un barco por la autoridad incompetente. Y mañana a misa con Ana y la mantilla, que es domingo.
miércoles, 3 de febrero de 2010
Suicidios
El asunto del suicidio siempre me ha inspirado un profundo respeto, disintiendo rotundamente de esas manidas opiniones que lo consideran una cuestión de cobardía, de huir de la vida por incapacidad para enfrentarse a sus dificultades. "Es bueno naufragar para ser buen navegante", dijo Séneca. "Pero siempre que no te ahogues", dice Marquesín.
Como en tantos otros temas, distintas culturas ven la cuestión con un enfoque diferente. Liv Ullman, actriz recurrente en las películas del famoso director sueco Ingmar Bergman y pareja suya durante años, comentaba hace tiempo la posibilidad de que su ex compañero estuviese planteándose el suicidio - finalmente falleció de muerte natural - y lo hacía con la naturalidad con que comentaría que estaba pensando cambiar de coche. Sin alejarnos del mundo cinematográfico, los cinéfilos recordarán la película "La balada de Narayama" (hubo al menos dos versiones) en la que, en una aldea del Japón, los ancianos se retiraban al cumplir los 70 años a un monte a esperar la muerte, una especie de excursión de elefantes de ojos rasgados en un fin de semana perpetuo.
En el caso al que me he referido al principio, y dejando a un lado el rocambolesco infortunio de la víctima (ya es mala suerte que fallezcas por un intento de suicidio ajeno, y quizá después de toda una vida cuidando el colesterol, los triglicéridos, la tensión arterial y haciendo ejercicio moderado) lo que me llama profundamente la atención es el personaje de la suicida frustrada.
Teniendo en cuenta que pertenece a lo que convencionalmente llamamos "el primer mundo", en el que las necesidades materiales básicas, mal que bien, suelen estar atendidas suficientemente, sorprende que la vida haya conseguido dibujar un paisaje tan desolado en las entrañas de una persona de tan sólo 18 años. Que el azar vestido de anciana le haya otorgado una segunda oportunidad es, además de un banquete de la reina casualidad, fascinante. Ahí tenemos un reportaje sugestivo, de los considerados "de interés humano". ¿Hacia qué derroteros orientará su vida: enfrentará su existencia con renovadas energías, acaso de misionera en África o corriendo el París-Dakar? ¿Volverá a intentarlo de nuevo, esta vez utilizando una técnica distinta para abandonar el mundo - quizá paseando contínuamente por la acera-? ¿Tal vez calmará su tendencia insaciable practicando "puenting"?.
Permanezcamos atentos a la pantalla.
P.D:: La foto que he puesto arriba es de un ilustre suicida de este país, Mariano José de Larra.
viernes, 29 de enero de 2010
J. D. Salinger
Esta actitud nihilista, cínica, pasiva o como queramos considerarla, instauró lo que posteriormente dió en llamarse "el síndrome Bartleby", aplicado en la literatura a todos aquellos autores que, habiendo escrito uno o dos libros valiosos, desaparecen definitivamente de la escena literaria y de la vida pública. Uno de los casos más conocidos es el del mexicano Juan Rulfo, autor de "Pedro Páramo" y "El llano en llamas"; pero, sin duda, el escritor más "bartlebyano" de la historia es J.D. Salinger, fallecido esta semana a la edad de 91 años.
Jerome David Salinger, nacido en el año 1919 en Nueva York y fallecido este miércoles a los 91 años, fue autor de cuatro libros, el primero de los cuales- "El guardián entre el centeno" (1951) - le dio fama universal. Hasta su fallecimiento, escribió otros tres libros de relatos, viviendo en una suerte de clausura personal, en un severo alejamiento de la vida pública que alimentó todo tipo de sórdidos rumores, a los cuales no fue ajena una de sus hijas, que aprovechó para sacar un libro lleno de detalles truculentos que darían para llenar varios programas de esos de teleporquería que tanto abundan.
"El guardián entre el centeno" es una historia de adolescencia contada en primera persona, con sus dosis de rebeldía, inmadurez pero también lúcido escepticismo ante el mundo de los mayores. Salinger acierta de lleno en el tono de la narración y de ahí que millones de lectores de todo el mundo se hayan sentido identificados en su etapa juvenil con el protagonista (curiosamente, suele ser el libro de referencia de muchos asesinos en serie -que nadie se dé por aludido-).
En estos tiempos en los que tanto se diluyen las fronteras de la vida pública y privada, en que los programas televisivos se nutren sin pudor de vísceras domésticas, cadáveres familiares en el armario y carnaza de vivos y muertos, no deja de resultarme atractiva la actitud de quien, habiendo alcanzado la gloria con una primera obra, se retira sigilosa y educadamente de la pasarela mundana. En cuanto a que si me gustaría enterarme de la sombría existencia de J.D. Salinger en plan de anacoreta y sus vicios privados... " preferiría no hacerlo ".
jueves, 21 de enero de 2010
Trenes
La utilización de estaciones y trenes como metáforas de la vida es bien conocida. Se habla de "perder el tren" dándole el significado de dejar escapar una ocasión única; por otro lado pienso que las estaciones, como la propia vida, son lugares de paso, sitios en los que recibimos y despedimos seres queridos; espacios en los que lo provisorio - no en vano los protagonistas son "pasajeros"- otorga un aura de irrealidad, entrando en la categoría de lo onírico (y "la vida es sueño", dejó dicho el clásico).
Trenes con recorrido monótono y ajeno, encarrilados doblemente en las vías y la rutina, como atolondrados seres humanos apresados en estrechos y convencionales caminos; raíles próximos y paralelos, soportando violentas cargas, necesitándose mutuamente y que nunca se han de juntar, como personas vulnerables y solitarias, con el corazón devastado en una eterna noche de invierno.
La vida, juguetona y caprichosa, nos empuja con sus azarosas circunstancias a subirnos a un tren y no a otro, viajeros ignorantes de dónde venimos y a dónde vamos que a menudo encontramos el ferrocarril necesario cuando ya no tenemos acceso al andén ni posibilidad de sacar el billete.
Cuando esto sucede es el momento - siendo conscientes del apeadero donde nos hallamos- de desear el mejor viaje para un tren que no está a nuestro alcance.