lunes, 17 de mayo de 2010

13.266.126,12


La cifra del título no corresponde al sorteo de la primitiva. Tampoco es el número de teléfono de Elsa Pataky. Se trata- pasmémonos, si aún no hemos perdido esa capacidad- de la partida presupuestaria mensual destinada a financiar a la Iglesia, en un país gobernado o así por un partido que se pretende socialista y de izquierdas, al cual hostigan, con habitual regularidad, jerarcas de esa secta mediante algarabías callejeras, agarrados del brazo de la oposición.

Machismo, homofobia, reaccionarismo, tibieza en la condena de la pederastia interna, riqueza escandalosa, son algunas de las lindezas de esta institución, que convoca la resignación en los excluídos durante su estancia en el más acá con la promesa de ser premiados en un más allá incierto.
Una secta que al triunfar pretende convertirse en guardián de todas las esencias y vigilante estricto de la moral privada, con una biografía lamentable de imposición de dogmas y vergonzoso compadreo con el poder por más siniestro que éste sea.

Su delirante pretensión de tener línea exclusiva (supongo que a cobro revertido) con el Todopoderoso - no me refiero a Florentino Pérez- y de ejercer su representación en la Tierra es un disparate análogo a otorgar el puesto de Directora de la Biblioteca Nacional a Belén Esteban.

Curiosamente, no hay noticia de que el gobierno piense reducir el déficit mediante ajuste alguno en este apartado. Salarios, pensiones, cultura, sanidad, el llamado estado de bienestar se va al garete antes que tocar los privilegios de este grupo que hace de las cuestiones espirituales una inversión en Bolsa.

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