martes, 18 de mayo de 2010

Día de Internet





Hace unos seis años fui por primera vez al telecentro de Candamo a devolver un paraguas. Sigo llamándolo "Telecentro" a pesar de que hace tiempo que estos espacios se llaman de otra forma más complicada, porque a las cosas que queremos les solemos mantener el nombre con el que las conocimos. Por aquellos tiempos, mi estancia en esos lugares devenía tan insólita como la de un libro en un programa de Gran Hermano (título que, por cierto, está sacado de la obra "1984" de George Orwell). No podía imaginar por entonces que la amistad de quien me había hecho el préstamo iba a suponer un paraguas mucho más grande y providencial frente a las tormentas de la vida.




Recordaba esto el domingo pasado mientras celebrábamos el Día de Internet con un recorrido de unos ocho kilómetros por unos paisajes preciosos, mediante el uso del GPS, con paradas estratégicas, adivinanzas para todos (incluídos los más "peques") ... en una actividad conocida como "geocaching" (sí, lo juro). Un trayecto en el que se practicó con estilo el arte de compartir, derribando muros y creando puentes, en el que las diferencias de edad se difuminaban a golpes de generosidad y de respeto. Se trataba de encontrar un tesoro -aunque teníamos claro que el tesoro ya nos acompañaba desde que comenzamos la ascensión-, con un grupo de personas que confirmaban la metáfora de Eduardo Galeano respecto a los patos (unas veces van unos delante, luego otros, y todos son importantes).




El camino, que eventualmente nos distanciaba, reforzaba nuestras coincidencias. Complicidad, simpatía, colaborar en vez de competir: nada nuevo pero, por obvio, muy a menudo olvidado.




Ya estamos deseando repetir la experiencia; esperemos que el sol vuelva a visitarnos (aunque no se pueda vivir sin paraguas).

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