jueves, 29 de octubre de 2009

Invierno en otoño


Desde hace algunos años, los gobiernos de turno están empeñados en desbarajustar nuestros precarios ritmos vitales con el soporte argumental del ahorro de energía: finaliza octubre y nos lanzan a la cabeza el decreto ley que nos transforma en canarios -me refiero a las islas- y a éstos en no sé qué. De momento ya noto a mi alrededor un acento melodioso y musical en alguna de las personas a las que trato (por ejemplo, en el Eroski).

A mí no es que me cueste adaptarme a la llegada oficiosa del invierno en pleno otoño; ya es sabido que el estrés produce ansiedad, hipertensión y otros efectos que no me voy a apresurar a decir, y el sosiego propio de la última estación del año nunca está de más, pero estas imposiciones despiertan en mí la aletargada insumisión ácrata característica de tantos españoles: mucho me temo que esto sea sólo un ensayo con vistas a trastocar la primavera en verano, éste en otoño, el invierno en primavera, y así desubicarnos vitalmente a todos y controlarnos mejor -siempre quieren más-: una vez confundidos, a tragar cualquier historia que nos cuenten (ya lo hacen ahora).

Asoma esa época devastadora llamada Navidad, fomentada por una coalición entre el Corte Inglés y el Vaticano que deja en el campo de batalla corazones asolados por ausencias irreparables y presencias indeseadas, tarjetas de crédito en jirones (¿aún más?) y muchos peces en el río. Un poco contra todo ello, ahí van dos poemas de esos que se entienden, de Vicente Garcia, un chaval de Gijón; el primero parece concebido pensando en gente como yo:


Canción de otoño en primavera

La vida no volverá a ser sombra o paraíso

sino tan sólo un orden

en el que no serás feliz ni desdichado

acorde con los años que te quedan

Como una biblioteca arrinconada

cuyos últimos libros

verás casi por alto

sin esperar ningún deslumbramiento

Aunque tal vez en eso

esté lo que tu buscas,en la paz

de la rutina y de la certidumbre

ajena a la aventura

Serán días monótonos

que vayan preparando

la sorpresa final que los disuelva.
El segundo se lo dedico a una amiga/hermana a la que quiero mucho, sin cuya complicidad la vida sería mucho más chunga, y que cumple años este sábado, día 31. !!Muchas felicidades, A.M.!!
Después de tantos años

Después de tantos años,

La lluvia te ha calado hasta los huesos

Y tú sigues en pie bajo la lluvia

Con la esperanza, al menos

De hallar en las palabras

No tan sólo hermosura, sino ánimo,

Aunque a veces encuentres el desánimo,

Aunque a veces encuentres la tristeza.


martes, 20 de octubre de 2009

Dos películas



Entre las películas del último año que más me han gustado se encuentran "Revolutionary road" de Sam Mendes, y "Gran Torino" del excelente Clint Eastwood. La primera de ellas, protagonizada por Leonardio di Caprio (estupendo) y Katy Winslet (inconmensurable), está basada en una novela del escritor Richard Yates, últimamente bastante olvidado - y, por lo que parece, más que interesante-. Es una impecable e implacable disección de una pareja con ambiciones muy distintas, conservador él, vitalista ella; los diálogos, como corresponde a un buen texto, lúcidos, corrosivos e intensos. Una atmósfera de desencanto recorre el paisaje de la película, crónica acerca de la gran distancia que suele existir entre las aspiraciones y los logros: la insatisfacción resignada viviendo con la resignación satisfecha.
Por otra parte, el gran director en que se ha convertido Clint Eastwood nos regala (bueno, a mí no, que pagué la entrada) otra película redonda que abarca multitud de temas: el multiculturalismo, el papel de robinsones de los viejos en el "mundo desarrolllado", la xenofobia, las bandas juveniles, la violencia latente - y también explícita- en una sociedad cada vez más tecnificada...y egoísta, todo ello con la sutileza y la fuerza de sus mejores películas. El final, aparentemente abocado a condensarse en una masacre, se resuelve con una elegancia en las antípodas de los primeros films de este extraordinario cineasta.

viernes, 16 de octubre de 2009

Woody Allen



Descubrí a Woody Allen en la década de los setenta. Sus primeras películas eran una sucesión de gags disparatados, unidos por un argumento muy endeble; en aquellos tiempos, su humor inteligente y un punto surrealista supuso una novedad en las pantallas de este país, demasiado acostumbrado al trazo grueso de las comedias hispanas de tortilla, seiscientos, suecas y boina. De esa época son "Toma el dinero y corre", "Bananas", "El dormilón" o la ya más afinada "La última noche de Boris Gruschenko". Posteriormente, a partir de la estupenda "Annie Hall", su cine eleva el vuelo con guiones más sólidos, con historias más depuradas: como tantos otros creadores que se mueven habitualmente en el terreno de la comedia, Woody no sólo es un pesimista -supongo que todo inteligente lo es-, sino también un frustrado director de dramas. No en vano su director emblemático es Ingmar Bergman.


Por lo demás, cuando protagoniza sus películas suele desarrollar un personaje vulnerable, neurótico e hipocondríaco al que superan las circunstancias y de quien uno se puede sentir bastante cerca, antítesis de aquellos superhéroes americanos que salvaban la civilización del ataque de los marcianos, los rusos o los vietnamitas.


Trabajador infatigable, acaba de llegar a las salas su última película: "Si todo funciona", y tengo curiosidad por verla, después de haberme decepcionado las, en mi subjetivísima opinión, muy malas "El sueño de Cassandra" y "Vicky, Cristina, Barcelona". En fin, pese a Baudelaire, "nadie es sublime sin interrupción".


Para finalizar, aquí van unas pocas frases de este creador quien, unas veces con más inspiración y otras con menos, supone un lujo para los tiempos que corren:


“La marihuana causa amnesia y… otras cosas que no recuerdo.”
“Los japoneses no miran, sospechan.”
“Mi cerebro: es mi segundo órgano favorito”
“Para usted, yo soy ateo, para Dios, yo soy la Leal Oposición”
“Sólo quien ha comido ajo puede darnos una palabra de aliento.”
“Todo hermano se interesa por una hermana, sobre todo si esa hermana es de otro.”
“Unos se casan por la iglesia, otros por idiotas.”
“Y mis padres por fin se dan cuenta de que he sido secuestrado y se ponen en acción inmediatamente: alquilan mi habitación”
“La inactividad sexual es peligrosa, produce cuernos”
“Hay quienes estropean relojes para matar el tiempo.”
“El diabético no puede ir de luna de miel.”
“El eco siempre dice la última palabra.”
“Amaos los unos sobre los otros.”
“Algunos matrimonios acaban bien, otros duran toda la vida.”
“Mis padres no solían pegarme; lo hicieron sólo una vez: empezaron en Febrero de 1940 y terminaron en Mayo del 43”.
“Nietzsche dice que nosotros viviremos la misma vida nuevamente. Dios!, yo tendré que ver de nuevo a mi agente de seguros”
. “En Beverly Hills no tiran la basura, la convierten en televisión.
” Hoy vi un crepúsculo rojo y gualda y pensé ¡Qué insignificante soy!. Naturalmente, también pensé eso ayer, y llovió. Me sentí asaltado por el odio hacia mí mismo, y proyecté de nuevo suicidarme... esta vez aspirando hondo cerca de un vendedor de seguros”.
“Yo fui expulsado del colegio por copiar en el examen de metafísica; miré en el alma del muchacho que se sentaba al lado de mí”.
“Si Dios me hiciera una señal, como abrirme una buena cuenta en un banco suizo…”
“. Yo sufría de incontinencia cuando era pequeño, y como solía dormir con una manta eléctrica, estaba continuamente electrocutándome.”

miércoles, 14 de octubre de 2009

Caracoles,mendigos y reyes



Voy saliendo de la gripe con la velocidad que caracteriza a los caracoles. Por cierto, el otro día fui a coger unos cuantos - la crisis y sus devastadoras consecuencias- y se me escaparon tres. Este dato muestra suficientemente mi lamentable estado físico.





En una entrada anterior hablaba algo sobre inteligencia emocional, un poco también para esconder mi limitada capacidad de inteligencia "tradicional" (soy de aquellos estudiantes que veían un quebrado sólo y trataban de hallarle el común denominador). Con relación a dicho tema me acordé un día de un sagaz artículo del escritor Juan José Millás en el que exponía que un amigo suyo trabajaba de editorialista en un periódico, en cuya labor exhibía una capacidad deslumbrante: en unas líneas plenas de lucidez analizaba el conflicto de Oriente Medio, la situación en América Latina, la línea emergente de India y China.... en fin, lo que se le pusiera por delante. Sin embargo, al llegar a casa encontró a su mujer llorando porque se le había roto una taza, y no había encontrado explicación posible. "Pues haz un editorial sobre ello", dice Millás que le aconsejó. Finísimo.


Leo en el periódico que el Ayuntamiento de Oviedo piensa sacar unas normas que incluyen multas de hasta 3.000 euros para reprimir una serie de actividades de mal gusto realizadas en la calle: escupir, orinar, beber en la calle, la mendicidad...


Vamos a ver... antes de nada, tengo que indicar que soy muy mal ejemplo para la juventud, así que mi opinión sobre este tema no coincidirá en absoluto con la de la gente adulta, sensata y juiciosa - lo cual está muy bien, pocas cosas tan aburridas como la unanimidad-.



Lo de beber en la calle, ¿quiere decir que estoy tranquilamente tomando un vino en el Fontán, en Casa Ramón, veo pasar a un amigo por delante del bar, salgo a llamarle con el vaso en la mano y llega un municipal con un papel y un boli a recaudar (pues de eso se trata, de sacar dinero a la gente)? ¿van a prohibir las terrazas? ¿las fiestas populares? ¿los chiringuitos?.



Pero lo más kafkiano del tema -estos días estoy releyendo (que diría un político) "El proceso" de Kafka- es lo de la mendicidad. Siempre pensé que el principal objetivo del político honesto debería de ser la lucha contra la pobreza; es cierto que la derecha considera esta lacra social como una consecuencia de la incompetencia del individuo, no como un resultado de la injusticia del sistema. Por otra parte, las diferencias mínimas entre la derechona y la izquierda "light", pseudoizquierda, socialdemócratas y demás organizaciones descafeinadas pienso que residen en que mientras que la derecha no quiere ver al pobre, los otros simplemente lo colocan en una esquina mal iluminada. Claro que con esos sueldos que se ponen algunos concejales y alcaldes no es extraña su falta de empatía con los menesterosos. Y si hace falta, bebida y coches oficiales por doquier, a cargo del dinero público. Es que esos pedigüeños son unos viciosos, apáticos y negligentes: les ofreces entrar a trabajar en una Consejería con un buen enchufe, como debe ser, y no quieren, que se curra demasiado...Esto de prohibir la mendicidad me parece una idea inspirada en aquella del insigne intelectual Bush de talar los árboles para evitar los incendios forestales.


Y ahora, una confesión particular: soy partidario de los botellones. A mí que los jóvenes se junten, cambien impresiones y se diviertan juntos me parece muy bien ( ya avisé más arriba que soy un mal ejemplo). Lo de la bebida: está mal si es alcohólica y los jóvenes son menores. Por lo demás, no entiendo lo de tantos adultos que se rasgan las vestiduras. Particularmente, estoy seguro de que si yo tuviese dieciocho años participaría en esas movidas juveniles. En mi juventud (épocas antediluvianas) veíamos una película, leíamos un libro... etc, y hablábamos de ello con los amigos mientras tomábamos algo. Pues eso. Los tiempos cambian - y los precios de las bebidas también-.


Respecto a conductas poco cívicas en la vía pública: menos represión para sacar los cuartos a la gente y más inversión en educación pública y cultura. Después de todo, tenemos un rey no elegido ( venía con el pack de la Constitución ) que se permite decir a alguien:" ¿Por qué no te callas?", -más que nada para defender la labor depredadora de las multinacionales españolas en el extranjero-, y la plebe lo jalea. Sí , ya sé que se lo dijo al "monstruo" oficial de la "independiente" prensa española, pero ni con esas.



viernes, 9 de octubre de 2009

A las barricadas



Días de gripe. Como todo el mundo sabe, son buenos momentos para reflexionar sobre las eternas preguntas filosóficas: "¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Existe realmente la duquesa de Alba? ¿Hay vida antes de la muerte?". Con la pereza que me concede la convalecencia, paso a copiar un artículo del columnista del periódico "El País", Enric González.




Bancos,


Enric González




José María Goirigolzarri, ex consejero delegado del BBVA, se ha jubilado con una pensión anual de tres millones de euros. En efectivo, si no he entendido mal. Comprendo que la gente se queje, pero hay que apreciar el gesto del banco: algo es algo.

Como recordarán, el Gobierno puso a disposición de la banca un fondo de 30.000 millones, ampliable hasta 50.000. Se trataba de que los bancos pudieran venderle al contribuyente sus activos tóxicos, es decir, las operaciones financieras en las que habían metido la pata. El objetivo consistía en que los bancos dispusieran de liquidez y dieran créditos, para que no se frenaran la producción y el consumo. Los bancos entendieron el objetivo, pero pensaron que había una forma mejor de estimular la economía. Y la aplicaron: en 2008, los consejeros y altos ejecutivos se subieron el sueldo más del 50%. De esta forma, consejeros y ejecutivos disponían de más recursos y gastaban más. Comprendan que para el sector de la construcción no es lo mismo vender un chalé de lujo por seis millones, que un pisillo por 300.000. De acuerdo, la operación no tuvo éxito y todos, menos ellos y unos cuantos más, seguimos en apuros. Pues mala suerte.
Ya que hablamos en concreto del BBVA, por Goirigolzarri, conviene señalar que los jefazos de dicha entidad sólo se subieron el sueldo un 15%. Quizá por esa cicatería seguimos en recesión. Ahora, además, tenemos una enorme deuda pública. El Gobierno, lógicamente, ha decidido subir los impuestos, mayormente los indirectos (esos que suponen la misma cantidad para el rico que para el pobre), para tapar un poco el agujero. La culpa es nuestra: si no nos quedáramos en paro y no nos empeñáramos en seguir comiendo y pagando la casa, no habríamos llegado a esto. Por fortuna, el BBVA ha decidido arrimar el hombro. Y ha prejubilado a Goirigolzarri con tres milloncejos de pensión. El interesado asegura que pagará el IRPF completo, del 43%. Eso supone que Hacienda ingresará casi 1,5 millones. En cuanto la banca prejubile en las mismas condiciones a unos 20.000 ejecutivos más, queda compensado el fondo que les prestamos.
Y nosotros, quejándonos.




Sobran los comentarios. El terrorismo es inadmisible.