jueves, 18 de diciembre de 2014

Cuento de Navidad (Pesadilla erótica)



CUENTO DE NAVIDAD (Pesadilla erótica)

Nunca olvidaré aquellas navidades. Ni siquiera con la ayuda de aquella psicoterapeuta a la que acudí (se llamaba Belén, curiosamente), y que me aplicó un tratamiento homeopático consistente en tumbarme en el sofá y ponerme villancicos. El recuerdo traumático de aquellos días lo tenía arrumbado en ese lugar donde, no es que habite el olvido, sino el escarnio más vergonzoso. El otro día, una entrada de Facebook me lo trajo de nuevo a la memoria. Tal vez el contarlo aquí me sirva de terapia, y consiga dejar definitivamente atrás aquella humillación.
Corría el año 1982. A mis veintisiete años, aquellas navidades decidí poner coto a mi miopía galopante, y fui a por unas gafas. "Necesito gafas", dije al entrar. "Yo también", me respondieron. "Pero esto ye una carnicería: Navarro Óptico ta al lao".
Total que entré en la famosa óptica y, con mi verborrea habitual, mientras esperaba a que me atendiesen, entablé un diálogo con una cliente: treinta y pico años, bien llevaos (me pareció a mí, que aún no tenía las gafas). Pronto comprobamos que éramos almas gemelas, de pensamiento profundo, lejos de frivolidades: enseguida comentamos el ridículo papel realizado por la selección española de fútbol en su Mundial. Al final, salimos y fuimos a tomar algo. Y tomamos algo más.
La cosa terminó en su casa. Acostumbrado, con mi exótica belleza, a intimidar más que a intimar, asistía perplejo a mi inesperado éxito sentimental. Más tarde encontraría la explicación: los dos habíamos intercambiado nuestras gafas. Y ahora es el momento de confesar el duro golpe que mancilló definitivamente mi autoestima. ¡Valor!:
En el momento de máxima intimidad, acercándose la culminación del éxtasis (si hay niños leyendo esto, quítalos), en una cama acompañada de una mesita decorada con la cabra de la Legión (su hermano era sargento), con una figura de Naranjito (la mascota del Mundial) y una foto dedicada de Luis Aragonés, Eladia -su nombre es el de mis pesadillas- se puso a aplaudir. Como te lo digo. Naturalmente, me sentí como aquel del Titanic: el rey del mundo.
La vanidad me duró pocos segundos: los que tardé en ver salir, de las orejas de Eladia, unos auriculares marca Toshiba que se perdían bajo la almohada, donde descubrí que dormía un pequeño cassette de la época.
¡Con razón me parecía oír, en pleno ejercicio de amor, una voz que decía..."¡¡Libre....¡¡" que atribuí a la enajenación de un momento tan especial. ¡¡Nino Bravo transmutado en Cupido!!
¿Tendrá remedio lo mío? ¿Lo contaré en "Sálvamedelús"? ¿Cantará otra vez Rapha en la tele navideña? Todos son preguntas...

Feliz Navidad.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Propósitos de enmienda...

DESEOS Y PROPÓSITOS PARA UN AÑO NUEVO
Que la marea de la vida  lleve mis heridas a la playa del olvido...
Que  la alegría no tenga orden de alejamiento de mi corazón...
Que siempre el dolor sea fuente de magisterio, y nunca causa de amargura...
Que el cálido latido del humilde gane por goleada al ruido obsceno del poderoso...
Que la barca del tiempo nunca se lleve el recuerdo de mis seres queridos...
Que la gélida estadística sucumba ante la fuerza luminosa del ser humano...
Que la Ternura sea la Reina, y la Codicia tenga orden de extradición...
Que sepa perdonarme a mí mismo, para así saber perdonar a los demás...
Que la compasión y la lucidez sean pareja de hecho, y vivan en mi corazón...
Que, si algo me emociona, siga sin poder disimularlo...
Que sepa encontrar la palabra que abriga, y el silencio que acaricia...
Que mi mirada sea limpia, y que nunca mi ingenuidad sea violada por el escepticismo...
Que mis naufragios aumenten mi amor al mar...
Que nunca quiera suficiente a la gente que me quiere...
Que "Hoy" se apellide Regalo, y "Mañana" se llame "Ilusión"...
Que mi corazón no sepa latir sin el acompasado latido de otros corazones...


DESEOS Y
PROPÓSITOS PARA
UN AÑO NUEVO
Que la marea de la vida lleve
mis heridas a la playa del olvido...
Que la alegría no tenga orden de alejamiento de mi corazón...
Que siempre el dolor sea fuente de magisterio, y nunca causa de amargura...
Que el cálido latido del humilde gane por goleada al ruido obsceno del poderoso...
Que la barca del tiempo
nunca se lleve el recuerdo de mis seres queridos...
Que la gélida estadística sucumba ante la fuerza del luminoso ser humano...
Que la Ternura sea la Reina, y la Codicia tenga orden de extradición...Que sepa
perdonarme a mí mismo, para así saber perdonar a los demás...
Que la compasión y la lucidez
sean pareja de hecho, y vivan en mi corazón...
Que, si algo me emociona, siga sin poder disimularlo...
Que sepa encontrar la palabra que abriga, y el silencio que acaricia...
Que mi mirada sea limpia, y que nunca mi ingenuidad sea violada por el
escepticismo...
Que mis naufragios aumenten mi amor al mar...
Que nunca quiera suficiente a la gente que me quiere...
Que "Hoy" se apellide Regalo, y "Mañana" se llame "Ilusión"...
Que mi corazón no sepa latir sin el acompasado latido de otros corazones...


El dulce sabor de las manzanas verdes


 
Tenía uno en la adolescencia una afición inquebrantable a ir con la pandilla a robar manzanas. Daba igual que en casa hubiera un montón de ellas, muy sabrosas, sobre la mesa, esperando a que les hincáramos el diente. De lo que se trataba era de vivir la aventura, el riesgo de la persecución, con el dueño de la pomarada pisándote los talones, una vara en la mano y toda nuestra familia en la boca. No sé si aún la chavalería practica este deporte; supongo que no. De todas formas..., con la innovación pedagógica que traen los tiempos, me imagino la escena al revés: el paisano escapando, mientras los guajes le llaman de todo (incluso "Pequeñonicolás).
Alguno de vosotros recordará aún aquella anécdota (los protagonistas la elevarían a la categoría de "incidente") en la que el actor británico Hugh Grant fue detenido (en todas sus acepciones) en un parque público de EE.UU., mientras realizaba actos privados con una "trabajadora del amor". Días después, un periodista le hizo una pregunta típicamente norteamericana: "¿Va ahora usted a un psicoterapeuta?" "No, en Inglaterra leemos novelas", replicó el actor.
No es una simple ocurrencia. Carl Jung lo explicaba muy bien: "Cuando un individuo pierde contacto con el universo mítico y su vida se ve así reducida al sólo dominio de los hechos, su salud mental se encuentra en grave peligro". La ficción, como fundamental asidero para, paradójicamente, no perder contacto con la realidad, para no volverse loco.
Y ..¿qué tiene que ver lo de Hugh Grant y su erotismo clandestino con las manzanas infantiles y el agridulce sabor del peligro? Cuando fue detenido, el actor británico era la pareja de Liz Hurley, una manzana más que apetitosa. Pero... ni punto de comparación con la posibilidad de morder la fruta de la transgresión, la manzana prohibida por la decencia pública y el rancio puritanismo norteamericano.
P.D. En la imagen, la sabrosa manzana casera...