miércoles, 14 de octubre de 2009

Caracoles,mendigos y reyes



Voy saliendo de la gripe con la velocidad que caracteriza a los caracoles. Por cierto, el otro día fui a coger unos cuantos - la crisis y sus devastadoras consecuencias- y se me escaparon tres. Este dato muestra suficientemente mi lamentable estado físico.





En una entrada anterior hablaba algo sobre inteligencia emocional, un poco también para esconder mi limitada capacidad de inteligencia "tradicional" (soy de aquellos estudiantes que veían un quebrado sólo y trataban de hallarle el común denominador). Con relación a dicho tema me acordé un día de un sagaz artículo del escritor Juan José Millás en el que exponía que un amigo suyo trabajaba de editorialista en un periódico, en cuya labor exhibía una capacidad deslumbrante: en unas líneas plenas de lucidez analizaba el conflicto de Oriente Medio, la situación en América Latina, la línea emergente de India y China.... en fin, lo que se le pusiera por delante. Sin embargo, al llegar a casa encontró a su mujer llorando porque se le había roto una taza, y no había encontrado explicación posible. "Pues haz un editorial sobre ello", dice Millás que le aconsejó. Finísimo.


Leo en el periódico que el Ayuntamiento de Oviedo piensa sacar unas normas que incluyen multas de hasta 3.000 euros para reprimir una serie de actividades de mal gusto realizadas en la calle: escupir, orinar, beber en la calle, la mendicidad...


Vamos a ver... antes de nada, tengo que indicar que soy muy mal ejemplo para la juventud, así que mi opinión sobre este tema no coincidirá en absoluto con la de la gente adulta, sensata y juiciosa - lo cual está muy bien, pocas cosas tan aburridas como la unanimidad-.



Lo de beber en la calle, ¿quiere decir que estoy tranquilamente tomando un vino en el Fontán, en Casa Ramón, veo pasar a un amigo por delante del bar, salgo a llamarle con el vaso en la mano y llega un municipal con un papel y un boli a recaudar (pues de eso se trata, de sacar dinero a la gente)? ¿van a prohibir las terrazas? ¿las fiestas populares? ¿los chiringuitos?.



Pero lo más kafkiano del tema -estos días estoy releyendo (que diría un político) "El proceso" de Kafka- es lo de la mendicidad. Siempre pensé que el principal objetivo del político honesto debería de ser la lucha contra la pobreza; es cierto que la derecha considera esta lacra social como una consecuencia de la incompetencia del individuo, no como un resultado de la injusticia del sistema. Por otra parte, las diferencias mínimas entre la derechona y la izquierda "light", pseudoizquierda, socialdemócratas y demás organizaciones descafeinadas pienso que residen en que mientras que la derecha no quiere ver al pobre, los otros simplemente lo colocan en una esquina mal iluminada. Claro que con esos sueldos que se ponen algunos concejales y alcaldes no es extraña su falta de empatía con los menesterosos. Y si hace falta, bebida y coches oficiales por doquier, a cargo del dinero público. Es que esos pedigüeños son unos viciosos, apáticos y negligentes: les ofreces entrar a trabajar en una Consejería con un buen enchufe, como debe ser, y no quieren, que se curra demasiado...Esto de prohibir la mendicidad me parece una idea inspirada en aquella del insigne intelectual Bush de talar los árboles para evitar los incendios forestales.


Y ahora, una confesión particular: soy partidario de los botellones. A mí que los jóvenes se junten, cambien impresiones y se diviertan juntos me parece muy bien ( ya avisé más arriba que soy un mal ejemplo). Lo de la bebida: está mal si es alcohólica y los jóvenes son menores. Por lo demás, no entiendo lo de tantos adultos que se rasgan las vestiduras. Particularmente, estoy seguro de que si yo tuviese dieciocho años participaría en esas movidas juveniles. En mi juventud (épocas antediluvianas) veíamos una película, leíamos un libro... etc, y hablábamos de ello con los amigos mientras tomábamos algo. Pues eso. Los tiempos cambian - y los precios de las bebidas también-.


Respecto a conductas poco cívicas en la vía pública: menos represión para sacar los cuartos a la gente y más inversión en educación pública y cultura. Después de todo, tenemos un rey no elegido ( venía con el pack de la Constitución ) que se permite decir a alguien:" ¿Por qué no te callas?", -más que nada para defender la labor depredadora de las multinacionales españolas en el extranjero-, y la plebe lo jalea. Sí , ya sé que se lo dijo al "monstruo" oficial de la "independiente" prensa española, pero ni con esas.



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