martes, 23 de noviembre de 2010

Ruperta



" Ponme un vino, pronto, que tengo que ir a sacar a Ruperta del armario. Este mediodía comió una barbaridad, si no la despierto no da señales de vida hasta la noche; dame mucho que hacer, pero ye muy cariñosa y llena mucho la casa. Y lista como un rayo, nun ye como los perros que dícesis una cosa y fáinla: esta piensa lo que-y mandas unos segundos, o un par de minutos, y luego fay lo que-y da la gana. Dame más conversación que muchos parientes. Echoi siempre pienso de comer, de los restos de comida nun me fío, siempre pueden llevar algún hueso. Na más que me echo en la cama, súbese encima las sábanas y, si ta puesto en la tele algún documental de animales y sal algún bicho muy raro, pon la patuca por delante pa tapase; y eso que lleva seis años conmigo. Pongoi de comer cuatro veces al día y ta gorda como un gocho: pesará seis o siete kilos. Bueno, marcho a despertala, que si no nun me pega ojo de noche. Nun sé si la adopté yo a ella o ella a mí".

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