martes, 13 de noviembre de 2012

El amor y sus demonios

 
Tras recibir el premio Nobel de Literatura, el escritor turco Orhan Pamuk publicó "El Museo de la Inocencia". Es la historia de un amor obsesivo (valga la redundancia), en la que el protagonista Kemal, perteneciente a la clase alta de Estambul, rompe el compromiso oficial con su novia, para entablar una relación con una prima lejana (en el ámbito familiar). Cuando ésta desaparece, el fuego volcánico de su ausencia lleva a Kemal a coleccionar todos los objetos con los que se ha relacionado el objeto de su amor, al tiempo que transita compulsivamente todas las calles, buscando la presencia de su amada y encontrando figuras fantasmales que se la recuerdan. Esto es el núcleo del libro: páginas necesariamente  reiterativas, escritas con la minuciosidad de un orfebre, que describen con acierto la enfermiza devastación de todo amor contrariado.
"Del amor y otros demonios", tituló una de sus obras el maestro colombiano G. García Márquez. "Todo amor que no devasta, no es amor", nos dejó escrito el poeta persa Omar Jayam. Evidentemente, aquí no se habla de afecto, simpatía, templado cariño. Se trata de una verdadera carnicería, de ese estado enfermizo y febril (y maravilloso) en el que ponemos todo patas arriba. De ver en la otra persona aquello que de único tiene respecto a los demás (nos dice Borges), y que sólo nosotros vemos. El amor, así sentido, es un terremoto.
Causa sorpresa la entregada minuciosidad que Pamuk dedicó a la elaboración del "Museo de la Inocencia", una obra que es como el negativo de tanta pseudoliteratura romántica. Mucho más si tenemos en cuenta que corresponde a los días "convalecientes" del premio Nobel, una vacía pasarela de charlas, presentaciones, conferencias y todo tipo de actos distraídos y prescindibles.
Y la sorpresa se convierte en perplejidad al enterarnos de que el escritor ha abierto un verdadero museo en Estambul, con todos los objetos descritos en la obra. Sin duda, un libro estimable en el que el autor  ha volcado  su dimensión como narrador junto con las tormentas de su vida personal.
P.D. Esta entrada pide finalizar con una canción romántica: "Right here waiting for you", Richard Marx. 
 

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