miércoles, 7 de noviembre de 2012

Esperando el crecimiento.

Aquel que coja el periódico y tenga la valentía de leer las noticias, encontrará estas dos, una al lado de la otra: 128.000 parados más en el mes de octubre; 128.000 euros para gastos en flores del Palacio del Pardo y de Oriente. Es lo que hay. Ambas noticias son hermanas siamesas, del mismo modo que la existencia de millonarios se alimenta de la pobreza.
 Siameses, decíamos: Juancar y Marianico el Corto, un suponer. Hace unos días, el cazador de elefantes y el de los hilillos de plastilina hicieron una gira por el exterior, como si de dos cantantes venidos a menos se tratase (pongamos Camilo Sesto y Bertín Osborne), intentando promocionar la "marca España". ¿Y qué coño es eso de la marca España? ¿Tal vez la que llevan para casa, en sus carnes, algunos de los miles de manifestantes que salen estos días a las calles?
Pertenezco a una generación que creció en una dictadura militar y, mediante una transición fraudulenta, aterriza en una dictadura financiera. Llamamos transición española a esos años, envueltos en vistoso papel de regalo, en los que se produjo ese mágico reciclaje por el que franquistas de toda la vida se convirtieron, sin despeinarse, en fieles demócratas, manteniendo sus puestos de influencias y privilegios, mientras que se echaba a la cuneta a los que habían dado la cara frente al régimen golpista. Unos años chapuceros y vergonzosos en los que se renunció a la ruptura y se tragó un continuismo obsceno. En genial frase del gran Francisco Umbral: "La banca se ha comprado una democracia".
La marca España: Rouco Varela, Botín y el Pocero. Y el botín de los Poceros de la burbuja inmobiliaria.
Podemos hacer, pues, un breve resumen del Estado de la Nación: ¡todos al suelo! (menos los de siempre). Por un lado, los violentos radicales: jubilados, parados, amas de casa, maestros, médicos, bomberos, policías, fontaneros, electricistas, carpinteros, libreros, gente de la cultura en general (menos José Luis Moreno), y una señora que venía de echar la primitiva. De la otra parte, la gente de orden, aquella a la que "le duele España": obispos, banqueros, diputados varios, amigos de Suiza, y un señor muy ignorante que no se entera.
Tantos años explicándonos los padres de la patria (con minúscula, por los recortes) que esto era una unidad de destino en lo universal, la reserva espiritual de Occidente, la Biblia en verso, la hostia, para terminar  mandando a nuestras mentes más preclaras (Juancar/Mariano) en plan vendedores a domicilio.
Oíamos hablar de la unidad de España, y no sabíamos  que era Media-Markt. Esperemos que esos dos no utilicen el lema de "Yo no soy tonto".
Nadie se lo creería.
P.D. Y Mariano esperando el crecimiento.

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