viernes, 9 de noviembre de 2012

Vergüenza

Tenía 53 años. Era de Baracaldo. Había sido concejal del ayuntamiento de Eibar. Tenía aficiones, esperanzas, manías, dudas, sueños, inquietudes. Hoy se arrojó por la ventana. No había ordenado masacrar a un país, alegando obscenas mentiras que hablaban de armas de destrucción masiva. No conocía los coches oficiales, ni le acompañaban guardaespaldas a la peluquería. Ningún retrato suyo colgaba de la casa consistorial. Algún fin de semana, le pegaba un corte de mangas a la rutina: lo pagaba con su dinero. Ni el color de la piel, ni las tendencias sexuales, ni mucho menos la cuenta corriente bancaria, modificaban su mirada hacia el ser humano. Iba a ser desahuciada de su vivienda.
Tenía 53 años. Los medios informativos dicen que se suicidó. Yo digo que fue asesinada. Asesinada, como tantos otros, por esa banda formada por la Banca y esos dos partidos políticos impresentables que se alternan en el gobierno (que no en el poder). Dos partidos que, en la legislatura anterior, frenaron una propuesta de Izquierda Unida y el BNG, enfrentada a los desahucios. Con lo que se demuestra meridianamente que no todos son iguales, y que el bipartidismo, con el que nos están tomando el pelo, gobierna para los intereses de la Banca y el gran capital, y contra los ciudadanos (la mayoría de los cuales les votan).  Mediocres sicarios de los poderes financieros, esgrimiendo, en vez de pistolas, la tarjeta Visa Oro.
Estamos asistiendo, impotentes, al fusilamiento de millones de personas, cuyos cadáveres sirven de material de construcción para las nuevas mansiones de los acaudalados. 
 Da vergüenza ser español.

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