jueves, 11 de octubre de 2012

Lo esencial

Bajo el equívoco aspecto de literatura infantil, "El Principito" de A. de Saint-Exupéry es, en realidad, un relato dirigido a todos aquellos -escasos- adultos recuperables. Rescato aquí el momento en el que el protagonista se encuentra con el zorro:
-Ven a jugar conmigo- le propuso el principito- ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro- No estoy domesticado...
-¿Qué significa "domesticar"?...
-Es una cosa demasiado olvidada. Significa "crear lazos", dijo el zorro...Para mí no eres más que un muchachito, entre cien mil muchachitos. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...mi vida se llenará de sol...Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos.
El principito se fue nuevamente a ver a las rosas:
...Sois bellas, pero estáis vacías. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa que puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo...Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse o, aún algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.
Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea importante. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado: los hombres han olvidado esta verdad, dijo el zorro.
-Soy responsable de mi rosa...- repitió el principito a fin de acordarse.
"El Principito", una obra llena de poesía, de lectura imprescindible en un mundo de balances, primas de riesgo y sálvese quien pueda.

                          

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