jueves, 24 de noviembre de 2011

Idolos

Decía Carlyle (no el actor de "Full Monty", sino un historiador del siglo XIX) que el ser humano necesitaba héroes. Francisco Umbral hablaba de "vivir de forma vicaria", esto es por delegación. El caso es que, desde los remotos tiempos en que llevábamos aquellos posters en las carpetas del colegio, hasta los actuales en que seguimos a Ronaldo, Obama o Belén Esteban, edificamos ídolos para transitar por nuestro desamparo. De la adolescencia vulnerable e insegura a la madurez tediosa y desengañada, de Justin Bieber a Emilio Botín, en una búsqueda incesante del personaje con quien identificarme, esa figura benéfica que mitigue mi insatisfacción personal.
Arriba tengo algunos de mis ídolos de adolescencia, esos personajes a quienes uno intentaba parecerse:
Mis adorados Beatles, en el mítico paso de peatones de "Abbey Road". Qué decir de este grupo que cambió la historia de la música, con su inmensa creatividad.
En el centro, Che Guevara, modelo de coherencia, luchador utópico por un mundo más humano. Hoy en día, un alienígena.
Arriba, a la derecha, el argentino Julio Cortázar, una literatura distinta que me enganchó en el momento justo.
Debajo, a la izquierda, Mafalda. "¿Mamá, qué te gustaría ser si vivieras?", dice viendo a su madre hacer las labores de casa: la lucidez hecha dibujo infantil. Unos "Simpsons" argentinos de aquella época.
Más a la derecha, Beckenbauer: la elegancia juega al fútbol.
Eran modelos que uno pretendía llevar incorporados, como un jersey que nos regalasen los Reyes Magos y que necesitásemos conservar largo tiempo, el suficiente para que nuestra figura se adaptase a su forma. Pasados o no de moda, siempre formarán parte de nuestro armario.

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