jueves, 3 de noviembre de 2011

The end









"Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia". Esta espléndida frase pertenece al libro "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", del escritor Philip K. Dick, que Ridley Scott llevó al cine con el título de "Blade Runner". Los antiguos que hemos tenido la suerte de acercarnos a un libro como quien abraza a un amigo, de escuchar canciones que nos hablaban de esa persona tan especial que habíamos conocido, de entrar en una sala de cine como quien se introduce en un refugio cálido y protector, tememos estar asistiendo al final de un mundo.


Y nos sentimos afortunados por haber podido disfrutar de esos cómplices generosos que en tantas ocasiones lamieron nuestras heridas, ofreciéndonos su eficaz abrigo ante la intemperie.


En la recepción del premio Príncipe de Asturias, Woody Allen citaba a un cómico que, al recoger una distinción, dijo: "Este premio no me lo merezco, pero tampoco la diabetes que soporto, así que vaya una cosa por la otra". Tal vez uno fuese un receptor inmerecido de la música , la literatura, el cine que, compañeros balsámicos de aquellos sórdidos años. Pero tampoco nos merecíamos aquel paisaje gris, aquellos días de mediocridad decretada, con la vida en perpetuo orden de alejamiento.



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