viernes, 11 de noviembre de 2011

Borges







Jorge Luis Borges es una de las cuatro patas de la mesa de mis preferencias literarias -las otras serían Homero, Faulkner y Shakespeare-. Curiosamente, dos de ellos ciegos (Homero y, a partir de los 55 años, el propio Borges) y dos existencias inciertas y controvertidas (Shakespeare y, de nuevo, Homero). Ceguera e incertidumbre, asiduos compañeros del ser humano.
Coincido con la apreciación de aquellos que ven a Borges como el más grande escritor en castellano del siglo XX (como considera García Márquez); Guillermo Cabrera Infante lo estimaba como el de más nivel desde los tiempos de Quevedo, una opinión que no puedo valorar por carecer de suficientes lecturas.
De su precocidad sabemos que, con seis años, escribió su primer relato y esbozó en inglés un ensayo sobre mitología griega. A lo largo de su vida llegaría a dominar varios idiomas (inglés, francés, alemán, español...), una capacidad que él mismo se encargó de minimizar en uno de sus relatos, diciendo de un personaje: "se expresaba en varias lenguas con igual fluidez e ignorancia".
Son muy conocidas algunas de sus "boutades" en cuestiones políticas, su mirada complaciente sobre alguna que otra dictadura militar, algo que unánimemente se considera como la causa fundamental para que Borges no recibiera el premio Nobel. Todo parece indicar que el escritor argentino vivía por, de, para, en la literatura, y opinaba de temas políticos con el desdén con que lo haría de asuntos deportivos; añadamos a ello cierta inclinación por los comentarios provocativos, tal vez con la lúdica intención de polemizar -"quizá haya quien sea enemigo de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo serlo", dijo en cierta ocasión-.
Borges escribió ensayos, poemas y relatos; en todo ello demostró un dominio del lenguaje apabullante. En mi opinión, la mejor forma de iniciarse en su lectura es comenzar por aquellos relatos en los que abundan los protagonistas "cuchilleros", gente de mal vivir, con manejo fácil de la navaja, pandilleros al margen de la ley. Se encuentran en recopilaciones tales como "Historia universal de la infamia", "El informe de Brodie", "El libro de arena". Pese a su sencillez, se recomienda tener cerca el diccionario, por la presencia en el texto de vocablos en el argot lunfardo propio de los arrabales de Buenos Aires, una jerga marginal.
De esas lecturas se puede pasar a otras como "Ficciones" y "El Aleph", conjunto de relatos que son verdaderas obras cumbre del siglo XX. Palabras mayores. Para leer y releer, una y otra vez.
Finalmente, aquí tenemos algunas anécdotas y frases suyas:
"Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído"
"El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto."
"El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: Es envidiable."
"El tiempo es el mejor antologista, o el único, tal vez."
"Enamorarse es crear una religión cuyo Dios es falible."
"Estoy solo y no hay nadie en el espejo."
"Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído"
"Los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres"
"Uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe."
"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón"
"¡No se preocupe!, yo también soy ciego":
(Respuesta de Borges ante la situación de que un joven, siendo él ciego, se ofreciera a ayudarlo a cruzar la Nueve de Julio; en mitad de la avenida, el joven le dice a Borges "disculpe maestro, pero le tengo que decir... soy peronista. ...)".
Digamos que la Avenida Nueve de Julio de Buenos Aires es una de las más amplias del mundo, con unos 140 metros de ancho, por lo que suponemos que dispusieron de tiempo para una buena conversación. El nombre de la calle alude al día de la independencia de Argentina.
“Antes no se hablaba de economistas, pero el país prosperaba. Ahora casi no se habla de otra cosa, y el resultado de esos expertos ha sido la ruina del país; pero eso no importa, sigue hablándose, sigue insistiéndose en esa ciencia, posiblemente no menos imaginaria que la alquimia”. (De una conversación con Osvaldo Ferrari, en 1984. Cobra plena actualidad en estos tiempos aciagos).
Inteligente, de vasta cultura y dotado de una fina ironía, en Internet disponemos de varias entrevistas muy interesantes. Aquí va una dirección:

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