miércoles, 29 de julio de 2009

Sin identidad



Estaba hojeando un libro con el ruido de fondo de la televisión -"la televisión es ruido y Persil", decía Francisco Umbral-, cuando oí esta frase: "lo tenemos todo tan preparado que incluso en los ascensores hemos quitado los espejos, porque no se reconocen en ellos y se asustan".


Presté atención. Era un reportaje sobre una residencia de ancianos, especializada en acoger temporalmente gente con problemas de demencia senil mientras sus familiares iban de vacaciones.


Casualmente el día anterior había visto una foto mía, con diecisiete años -" treinta y siete años nos contemplan", que diría Napoleón Bonaparte- en la que me había costado trabajo reconocerme.


Al principio, este sistema con su dios Mercado y su lugarteniente Consumismo se encargan de rebañarnos identidad, bombardeándonos a diario para que identifiquemos personalidad y compra: mi nombre es la marca que llevo puesta. "¿Qué llevas ahí, Jorge?", pregunté a un vecino, a la salida de un supermercado, viendo un artefacto muy raro que tenía en la mano. "No lo sé, pero....!estaba tan barato!", me respondió.


Después las neuronas que nos quedan, juguetonas y traidoras, se encargan de rematar la faena.


La dificultad de reconocerse a uno mismo se centra en el interior. "Quiero ver el aspecto que tengo delante del espejo con los ojos cerrados", dijo Henry Miller, a quien leíamos en la adolescencia con una mirada más hormonal que literaria.

Coincidimos con un antiguo amigo, después de varios años sin verlo, y somos dos extraños, náufragos intentando arribar a la isla de la amistad (y yo sin saber nadar). "No dejes que la hierba crezca en el sendero de la amistad", escribió Rabindranath Tagore. En el campo de batalla llamado vida han quedado ideas, sentimientos, ilusiones..., y donde antes había generosidad, empatía, diálogo, hay ahora una burbuja de egoísmo, resignación y apatía. "Perdone que no le reconozca, he cambiado mucho", según el finísimo ingenio de Oscar Wilde.


Naturalmente que es necesario y positivo que, en el viaje que es la vida, cambien las maletas y evolucione el viajero. "Un hombre es muchos hombres sucesivos a lo largo de su vida", dijo nuestro Ángel González. Lo malo es si cada uno de ellos es peor que el anterior.


Será hasta septiembre, si todo va bien . Buenas tardes y buena suerte.






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