miércoles, 15 de julio de 2009

Aquellos "maravillosos" años...I



"Lo que Juanito no es, Juan no lo será". Este proverbio, creo que de origen alemán, se encuentra al comienzo de la novela "Un mundo para Julius", de Alfredo Bryce Echenique. Parece indudable la importancia de la infancia y adolescencia como épocas de gestación de sensibilidades y personalidad del futuro ciudadano (o súbdito). Tenía veinte años cuando falleció un señor bajito de voz atiplada que inauguraba pantanos, firmaba sentencias de muerte mientras mojaba los churros en el chocolate del desayuno y nos decía en las monedas que estaba ahí "por la gracia de Dios". Era un país triste, oscuro, con súbditos en permanente minoría de edad; las mujeres llevaban burka existencial.


Con este ambientazo, era no sólo deseable, sino obligatorio, buscar agujeros por los que escaparse de la triste y sórdida realidad. Entre ellos, el cine, la lectura y la música formaban una especie de santa trinidad laica que nos trasladaban a otros mundos más respirables, a pesar de la compañía incómoda de la censura (!esas patéticas excursiones a Perpiñán de padres de familia para ver películas!) Años en los que preguntar "¿ por qué?" era en sí mismo un acto de rebeldía....

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