viernes, 27 de noviembre de 2009

!Socorro!


Se acerca, inquietante, la Navidad, visita puntual cuyo paso es un huracán que zarandea nuestras emociones más escondidas. La obligación de parecer feliz en un mundo con sabor a estafa, en una vida con realidad distanciada de las expectativas. Somos una tarjeta de crédito que cumple su liturgia en el centro comercial, nuevo templo de la posmodernidad. Hielo en la calle, bruma en los ojos y escarcha en el alma. Los altavoces nos dicen que los peces beben en el río y los desvalidos afectivos en los chigres: ¿dónde se compran los abrigos contra el frío de las ausencias devastadoras? La soledad golpea donde más duele a los que más sienten. Caen copos de nieve, lágrimas blancas congeladas que habíamos enviado lejos creyendo que nunca regresarían. "!Help!", que decían mis venerados Beatles. Gélidos mendigos regateando el hambre, limosnas hinchadas adormeciendo conciencias. Abrazos por exigencia del guión conviven con besos dulces de sabor ácido; en una tregua de nieve los puñales se esconden bajo el papel de regalo. Bajan las temperaturas y suben las caricias cosméticas: la ternura cotizando en bolsa.

Urge un Ministerio de Defensa ante la Navidad con este lema en la fachada: "Whit a little help from my friends" ("Con una pequeña ayuda de mis amigos"). De nuevo, Beatles. La amistad como refugio imprescindible ante el bombardeo del sentimentalismo oficial impuesto por decreto.
!Sálvese quien pueda!.

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