martes, 22 de septiembre de 2009

Malos tiempos para la lírica



En un artículo del excelente columnista de "El País", Enric González, leo que 23 trabajadores de France Télécom se han suicidado desde principios de 2008. Teniendo en cuenta que el número de trabajadores de la empresa ronda los 100.000 - antes de su privatización, eran 140.000 -, parece ser que la cifra no es escandalosa, comparada con las estadísticas de suicidio habituales, pero ello no ha impedido que se generara una encendida polémica sobre el asunto.

Dejemos a un lado, por una vez, las estadísticas cuando hablamos de personas (para el sistema capitalista somos "decimales humanos", decía Francisco Umbral):

Como empresa pública, France Télécom tenía como prioridad la creación de una sólida infraestructura y la producción de una tecnología solvente. En la actualidad, la única prioridad se llama beneficios. Transcribo a Enric González: "En la empresa quedan unos 70.000 trabajadores "antiguos" (funcionarios) y el resto, los nuevos, carece de privilegios. Es muy curioso comprobar que quienes soportan mal la situación son "los antiguos". Sin generalizar, la presión por la rentabilidad ha convertido a muchos jefes en tiranos y a muchos empleados de base en mártires vocacionales, a los que se les abre una úlcera cada vez que se habla de traslados o cambios de horario. Los "antiguos" tienden a calificar como insufrible la actual situación. Los "nuevos", fácilmente despedibles y fácilmente trasladables, vienen a decir que France Télécom, con su poderoso comité de empresa, es, en comparación con otras empresas, un lugar bastante cómodo.
No sé ustedes, pero yo, que soy un "antiguo" en este periódico, con mis trienios, mis pagas y mi indemnización en caso de despido, soporto cada vez peor que existan dos clases de trabajadores. No tengo ganas de perder mis derechos, pero tampoco considero admisible que los de la otra clase, en general más jóvenes y mejor preparados, tengan que resignarse al contrato-basura, el sueldito y la amenaza permanente. "


La dichosa hiperultramegacrisis, que ha venido muy bien a unos pocos y castiga a los de siempre:

el barco hace aguas, ¿un arreglo de averías y hasta la próxima, o cambiamos de transporte?

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