"Suelen al hombre perder/la soberbia o la codicia" ("Milonga de dos hermanos", Jorge Luis Borges)
En la Odisea de Homero leemos que los dioses envían desgracias a los hombres para que sean cantadas por las generaciones posteriores. A Urdangarín la calamidad le ha llegado en forma de avaricia desmedida (pleonasmo), y, para más agravio, no con el objeto de que sus percances sean glosados por un sensible trovador de siglos venideros, sino para inútil y vacuo entretenimiento de "Sálvamedeluxe".
Esperemos que a esta justificada indignación no se le añadan unas gotas de provocativa impunidad, formando con ello un cóctel explosivo que desate la comprensible ira de los humillados y ofendidos.
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