viernes, 23 de diciembre de 2011

Cibernavidad



Frente a las numerosas ventajas de Internet, existe, naturalmente, el riesgo de los nocivos "efectos secundarios": sobreinformación no metabolizada, imperio de lo efímero, reino de la frivolidad...demasiada velocidad para tan poca huella.

Ya que estamos en Navidad -¡qué le vamos a hacer!- quiero referirme a la paradójica frialdad de las relaciones que observo en la hipercomunicación cibernética. Me refiero al hecho de esa persona que anhelas ver, oír, abrazar... y que te reenvía, uno tras otro, multitud de e-mails prescindibles sin una triste palabra de cálida cercanía; esos mensajes navideños que sustituyen la voz propia, tal vez lúcida, quizá torpe, pero verdadera, por una ingeniosa ocurrencia circulante en la Red, de un inspirado habitante de Zagreb. Al final, el resultado es un virtual intercambio de felicitaciones entre una chica de Los Ángeles y un chaval de Liverpool, con los teóricos protagonistas de convidados de piedra. Así son estos tiempos en los que la copia prima sobre el original, los ecos sobre las voces, Urdangarín sobre el Dioni. "Welcome to the machine", que cantaba Pink Floyd.

¡Feliz Vanidad!



No hay comentarios:

Publicar un comentario