En La Ruina

En la mañana indecisa, con paso escéptico e indolente, Guillermo Carrascales se dirige - supone- al mercado del Fontán. Es domingo: allí le espera un montón de tenderetes con libros usados, un revoltijo heterogéneo donde mantienen una relación ilícita Proust, Pérez Reverte y la filosofía vital de Mourinho. Carrascales enfoca el comienzo de la calle Gascona con el habitual ánimo anoréxico, envuelto en unas ropas de relaciones imposibles. A la izquierda, en la cervecería "La Ruina", se oyen voces altisonantes: "¡Que me pagues las cervezas!" "¡No!" "¿Por qué?" "Porque estoy en la ruina".

La crisis, ocupando todos los resquicios. Guillermo, experto en relativismo, un hombre sin presente ni futuro, ni se inmuta. Antes de llegar al mercado, un anuncio en la puerta de un restaurante vuelve a recordarle la dura realidad social: "Tenemos Pepito de ternera". "¡Hostia!: la gente ya vende a sus familiares para carne", reflexiona con la pizca de empatía que la vida le ha dejado en la papelera de reciclaje.

Afortunadamente, aparece un rayo de sol. En el primer puesto al que se acerca, encuentra "Sunset Park", de Paul Auster. Con ilusión y dos euros menos, lo hojea mientras toma un café. En el libro, el protagonista de la historia conoce a su pareja cuando, en un banco de un parque, ambos coinciden leyendo el mismo libro, "El gran Gatsby". A dos minutos de allí está el parque de San Francisco: Guillermo llega en uno y medio. Escoge un banco a la sombra, y adopta una posición ladeada ; sabe que su perfil le mejora en un cincuenta por ciento. Media hora después, tiene vecindad: una señora de edad avanzada -incluso para Carrascales- se sienta y prepara un cigarrillo "aromático", al tiempo que hojea el Marca. Definitivamente, no hay nada que hacer. Yendo hacia la calle de Uría, se cruza con un autocar de Alsa: "Oviedo-Pola de Siero. Paradas". Coge el tren con el ánimo renovado: "las mujeres asturianas se organizan", se dice con entusiasmo.
Recomendación musical: "Pay me my money down", con B. Springsteen.