jueves, 24 de mayo de 2012

Desinformación


Creo que los orígenes de la expresión "cuarto poder", relativa a la prensa, se remontan a los tiempos  de la Revolución Francesa. Durante muchos años, como una suerte de quijotes, los diarios "desfacían entuertos", llevando a lomos a la sociedad. Y uno recuerda con nostalgia la bendita y gratificante lectura del periódico, informativa y formativa.
Se ha dicho que, en todas las guerras, la verdad es la primera víctima. En esta Tercera Guerra Mundial, más conocida como "crisis", la censura económica ha dejado muda a la libertad de expresión; los medios de comunicación -títeres en manos del sistema financiero- se limitan a ser voceros obedientes del discurso neoliberal, abanderados de los recortes públicos y las hiperganancias privadas.
Hace unos días, una cadena de televisión introducía un anuncio de Repsol en su informativo de máxima audiencia; seguidamente, emitía la noticia de la nacionalización argentina de YPF: imparcialidad garantizada.
El editorial de "El Comercio" calificaba al gobierno italiano de "equipo técnico solvente". Recordemos que el Primer Ministro (también de economía) Mario Monti, puesto a dedo por los etéreos y omnipotentes Mercados, procede de Goldman Sachs, uno de los bancos inversores americanos que iniciaron la "fiesta" con su quiebra.
Para "La Nueva España", hay que "trabajar más y ganar menos", según editorial de hace unos meses. Vamos, lo de la inscripción a la entrada del campo de concentración de Auschwitz: "El trabajo os hará libres". La especialidad de este rotativo es la palabra "ahora": "Fulanito dice ahora...", una sutil información tendenciosa. En frase de El Roto, "los periódicos deberían compensar las pérdidas en ingresos por publicidad, cobrando la propaganda".
Ahora mismo, en el monótono horizonte de la prensa española, no se puede leer ni un solo ejemplar de inclinaciones progresistas.
En el batiburrillo de Internet, capaz (como la vida) de ofrecer lo mejor y lo peor, hallamos en parte la tierra prometida, frente a tanto vacío informativo, estéril y manipulador: con una adecuada criba podemos encontrar un huerto fértil, frente al desierto de la censura capitalista. 
En definitiva, y volviendo una vez más al Roto: "antes de escucharles, mira a ver quién es el que paga el micrófono".

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