De vez en cuando uno va al cine y, a la salida, se lleva puesta la película. Sucede esto cuando al entretenimiento de otras ficciones olvidables se añaden la emoción y el estímulo de reflexión. "Profesor Lazhar" es uno de estos privilegios. La película cuenta el desgarrador impacto que supone para un grupo de niños de primaria el suicidio de su maestra. Angustia, miedo, complejo de culpabilidad, soledad: demonios demasiado comunes que comparten tanto los críos como su nuevo profesor, un argelino exiliado con un trauma familiar de difícil extirpación.
Película de expresivas miradas y elocuentes silencios, de sugerencias y finales abiertos, "Profesor Lazhar" posee un guión contenido que hace de ella una obra emocionante, inteligente y sensible, en las antípodas de la sensiblería. Excelentes interpretaciones del protagonista, Mohamed Fellag, y de la pareja de niños, Sophie Nélisse y Émile Néron, este último con una exhibición que me ha dejado boquiabierto.
La inmigración, la problemática escolar, las oquedades de la familia actual, son algunos de los mimbres de este atractivo cesto, una película que se ve con una mirada cómplice y agradecida.
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