lunes, 2 de octubre de 2017

Adolescentes


La adolescencia es una fase vital en el ser humano. Vital, en su doble acepción de fundamental y relativa a la vida.
Un terreno fértil que facilita la siembra de influencias de todo tipo. Una época en la que cimentamos la persona que seremos.
El adolescente es un vendaval de generosidad, inseguridad y hormonas. Con frecuencia pretende esconder su inseguridad bajo un entrañable manto de supuestas certezas: está aún lejos de descubrir que los años no le descifrarán los misterios esenciales, que el adulto es otro desvalido que simplemente ha aprendido a relativizar su naufragio, a hacer un pacto honesto con sus dudas, con su ignorancia.
Yo diría que el adolescente privilegia la vista en detrimento del oído: le calan ejemplos y le resbalan sermones.
Hace unos meses, vi una película nórdica, con protagonista adolescente, llena de delicadeza. Se titula "Sparrows". En cuanto a la literatura, cómo no citar a ese clásico de Salinger, "El guardián entre el centeno", lleno de sensibilidad y de frescura.
Compartir momentos, escuchar, comprender, evitar moralizar y, sí, también establecer límites, supongo que serán algunas de las actitudes que los adultos podemos enhebrar para que el adolescente encuentre, en el camino de la vida, su propio paso.
Por mi parte, mi advertencia al adolescente de turno es:"A tu edad, yo... tenía tus años".

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